Le queda mucho todavía para volver a los mínimos registrados en la etapa más fuerte de bonanza, cuando cuando no llegaba ni al 8%, pero la tasa de paro en Galicia acabó el pasado año en el nivel más bajo desde 2008. A pesar de que el número de personas que esperan una oportunidad laboral creció en 400 (0,2%) durante el último trimestre, en comparación con el mismo periodo del ejercicio anterior los desempleados se redujeron el 10,8%, en 22.100, hasta los 182.100, según la actualización de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Más que nunca es importante tener en cuenta ese concepto de la población activa, que agrupa a los mayores de 16 años en disposición de trabajar. Y es fundamental mirarlo esta vez porque da la clave de buena parte de la bajada del paro. La ocupación solo creció un 0,6%. Se crearon 6.200 puestos. La diferencia hasta esa disminución de 22.100 desempleados son los 15.900 activos (el 72% del descenso del paro) que perdió Galicia en 2017: casi medio centenar menos de habitantes en edad de trabajar al día.

Por si quedaba alguna duda, el invierno demográfico arrastra al mercado laboral en la región, cada vez más envejecido y sin relevo generacional. Desde 2003 que Galicia no tenía un volumen de población activa tan pequeño: 1.237.900, un 1,3% menos que en diciembre de 2016. Suponen el 53% de la población total de la comunidad. Solo en menor en Asturias (50,7%). La tasa de actividad se desploma al mínimo también de los últimos trece años y es seis puntos inferior a la media nacional, donde roza el 59%.

A diferencia de lo ocurrido en Galicia, el conjunto del país ganó activos en 2017. Pocos, eso sí, 19.100 (0,08%), lo que demuestra que el impacto del envejecimiento en el mercado laboral es un problema generalizado en el España.

La merma de la población activa en la autonomía se concentra en los tramos de edad más jóvenes a consecuencia de la falta de nacimientos y la emigración a otros territorios del Estado y al extranjero. Solo aumenta en la franja de los 16 a los 19 años, con 4.000 activos más que al cierre de 2016. Entre los 20 y los 24 años, la caída alcanza el 8,6% (4.700); un 4% menos en los activos que van de los 25 a los 29 años (4.200); el 7,1% entre los 30 y los 34 años (10.400); y del 6% en la horquilla de 35 a 39 años (11.300). Tomando esas edades, la reducción llega a 26.600, compensada por el importante ascenso de los gallegos de 50 a 54 años (6.700 más) y de 60 a 64 años (4.300).

Desde los 1,320 millones de activos que superó en 2011, Galicia ha perdido 143.300 habitantes de 16 a 39 años en situación de trabajar. En cambio, ganó 44.500 que superan los 50 años.

La industria muestra el mejor comportamiento de la ocupación entre los grandes sectores en Galicia. Frente al total del 0,6%, en su caso el alza es del 4,7% (7.800 trabajadores) en el último año. En los servicios aumentó un 1% (7.000), mientras que la construcción sigue cuesta abajo, con un recorte del 6,4% (4.500) y desciende un 5,3% en agricultura y pesca (4.100).

La caída del paro afecta por igual a hombres (10,7%) y mujeres (10,8%). Los desempleados de larga duración -con un año al menos a la expectativa de ocuparse- se suman a la tendencia global, aunque con una bajada mucho más fuerte, del 20,6%. Se quedan en 86.500, una cifra que no se daba desde 2010. El gran problema es el incremento de 400 en los mayores de 55 años. Los hogares en los que todos sus miembros en paro aumentaron en 4.400 en el último trimestre, hasta los 66.100, pero respecto a diciembre de 2016 son un 5% menos.

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