A pesar de su espectacular currículum, a Alba Diéguez no le gusta nada hablar de sí misma. Su labor de investigadora jefe en la Technische Universität Berlin es un doble reto. "Poder decidir en qué dirección quieres que vaya tu grupo y adquirir la financiación para hacerlo", sostiene esta ingeniera pontevedresa, experta en biomasa y conocedora de primera mano de lo último en los análisis sobre la sustitución de los combustibles fósiles gracias a su colaboración con la Agencia Internacional de la Energía. Acaba de pasar como ponente en el II Encuentro del Programa Agrobiotech impulsado por la Axencia Galega de Innovación (Gain) y el Parque Tecnolóxico de Galicia (Tecnópole) para apoyar el crecimiento de pymes innovadoras en los sectores agroalimentario, biotecnológico y la biomasa.
-¿La biomasa se ha quedado como la hermana pequeña de las renovables en España?
-Es cierto que en España se ha apostado más por otras fuentes, como la eólica y la hidráulica por su alto potencial y la madurez de la tecnología. Aunque sí se han hecho cosas. Por ejemplo, las plantas de producción de bioetanol de primera y segunda generación, la más interesantes porque no compite directamente con la producción de alimentos, aunque en este caso en España la tecnología no está lo suficientemente desarrollada a nivel comercial. Se han hecho y se hacen otras cosas, y en este caso estoy haciendo particularmente referencia a Galicia, como es el aprovechamiento de biomasa forestal para producir calor, no solo en el ámbito doméstico, con las estufas y calderas de biomasa, sino también en edificios públicos, colegios, centros médicos... Pero sí, en general la biomasa, tanto forestal como de recursos agrícolas o de la industria agroalimentaria, está infrautilizada con respecto a su aprovechamiento energético.
-¿Qué papel podría jugar en la evolución del mix de generación?
-Se estima que en Galicia la industria de la madera genera alrededor de 500.000 toneladas al año de residuos que pueden ser aprovechados energéticamente. El potencial asociado a matorral supone alrededor de 250.000 toneladas al año, mientras que en cultivos energéticos podría alcanzar 1.000.000 toneladas al año. Supondrían aproximadamente 2.500 GWh al año, alrededor de 1,6% de la energía primaria total en Galicia en 2015.
-En el debate de la biomasa se ha incorporado la importancia de la sostenibilidad. Lo avisa, incluso, del Parlamento Europeo.
-Todo aprovechamiento de la biomasa tiene que hacerse de forma sostenible. De lo contrario no podría considerarse fuente renovable. Una fuerte sobreexplotación podría llevarnos al riesgo de deforestación. Hay diferentes tipos de aprovechamiento. La combustión o la gasificación sí están enfocados hoy a la biomasa forestal y es importante una correcta regulación. Identificar el potencial real que nos permite un aprovechamiento sostenible.
-El recorrido, ¿está más en la generación eléctrica o el uso térmico?
-No tiene sentido considerar una planta solo para electricidad. Se pierde mucha eficiencia al desaprovechar el calor. Tampoco creo que grandes plantas de producción eléctrica sean el camino, entre otras razones por el coste del transporte. Un buen compromiso son plantas de medias potencias, de 10 MW, más descentralizadas.
-La biomasa es quemar. ¿No implica un desafío para las emisiones?
-Sí. Uno de los principales retos de las tecnologías de conversión de biomasa es la reducción de emisiones para cumplir con las cada vez más exigentes normativas. Es necesario aumentar la eficiencia y optimizar el proceso para reducir emisiones de partículas y óxido de nitrógeno. Ahí se centra mucha de la investigación.
-¿Su desarrollo ayudaría a evitar incendios como los que recientemente sufrimos?
-Un mayor aprovechamiento o valorización de la biomasa forestal, incluyendo los residuos forestales, contribuiría a una mejor gestión de los montes, reduciría su abandono y disminuye el riesgo de incendios.
