Quedarán para buenas memorias y las hemerotecas aquellas asambleas de Pescanova SA ( vieja Pescanova) en las que los accionistas hacían cola en Chapela y marchaban para casa con una caja de langostinos y un paquete de surimi. Y todos sabían a quién pertenecía la compañía, porque estaba Manuel Fernández de Sousa ( don Manuel), Alfonso Paz-Andrade, José Antonio Pérez-Nievas y señores encorbatados de aquellos fondos que apostaban por una firma puntera. Hoy ni Pescanova SA pesca, ni ofrece aperitivos... ni sabe quién es su propietario. En la junta de ayer (ordinaria) solo se presentaron, presencial o telemáticamente, el 8,23% de los socios. Poco más de dos millones de acciones. Se aprobó todo lo poco que había que aprobar. Ni siquiera apareció la abogada de don Manuel.

"La participación de la sociedad está muy repartida", aseguró al término del cónclave el presidente del consejo, Luis Malo de Molina. El órgano que gobierna la vieja Pescanova conoce -asegura- solo lo que sabe todo el mundo: que Sousa tiene el 7,5%, Paz-Andrade poco más del 3%, Luxempart el 5,8% t Cartesian otro 5%. A qué manos pasó el 11% de Broadbill Partners o el 7,13% de Carolina Masaveu sigue siendo una incógnita. Pero el mercado, sostiene Malo de Molina, tiene la "expectativa" de que puedan prosperar las demandas interpuestas contra Nueva Pescanova (la que sí pesca). Si esto ocurre la antigua matriz, vaticina, recuperará el 20% de la multinacional.

El frente judicial era la prioridad del consejo, que se estrenó ayer en el multiusos de Redondela. A partir de ahí el objetivo pasa por "retomar la actividad productiva", ya sea con empresas extractivas o de transformación, aunque es un objetivo "a largo plazo". El consejo no quiso dar detalles ni plazos porque es una iniciativa "en fase embrionaria". El desconocimiento del sector por parte de los consejeros (son todos abogados de Madrid o La Rioja) genera más que dudas en los empresarios del sector. "No se trata de comprar una empresa y dedicarte a esto", ilustra uno. Además la vieja Pescanova presentará una demanda para volver al consejo del holding pesquero, del que se vio obligado a salir en junio. Ya ha impugnado el crédito supersenior (que conllevaba un sobrecoste de 300 millones y se diseñó para convencer a la banca de apoyar los convenios de las filiales) y la ampliación de capital, tras la que vio diluida su participación al 1,65%.

El mercado celebró el resultado de la junta con el mismo tono descafeinado que reinó en la junta. El valor se depreció el 0,78%, pero el volumen de títulos gestionados apenas llegó a los 240.000 (la SA tiene más de 28 millones de acciones en circulación). Se aprobaron todos los puntos de la orden del día, con las cuentas anuales y el nombramiento de un auditor más barato (para suplir a E&Y). Todo quedó validado por mayoría. La del 8,23% de la sociedad.