Los más de tres millones que la investigación localizó en Andorra a nombre de la esposa e hijos de Manuel Fernández de Sousa partieron del buen hacer de la familia en la cría y venta de caballos de competición. Esta fue la explicación esgrimida esta mañana por Rosario Fernández Andrade, Pablo e Ignacio Andrade Detrell, en su comparecencia como investigados (imputados) en la Audiencia Nacional en el marco de la instrucción del caso Pescanova. Los tres, "coordinados" en sus declaraciones, desvincularon ese patrimonio de la multinacional pesquera.

"No aportaron ningún documento que dé validez a su declaración", interpretan fuentes jurídicas de la acusación. Los tres aseguraron que las transacciones se hacían a menudo "en efectivo", así como los premios de competiciones ecuestres, y que esas grandes cantidades de dinero las guardaban en casa. La decisión de ingresar la fortuna en un banco de Andorra partió del temor de Rosario y sus hijos de la crisis bancaria en España y el miedo a un corralito, según las mismas fuentes.