Los pesqueros, cuya construcción impulsó el despegue de la industria naval gallega y durante años olvidados o en segundo plano por la mayor demanda de otro tipo de buques (offshore, ferris, oceanográficos, etc.), han vuelto a los astilleros de la comunidad. Armadores gallegos y extranjeros, animados por la caída del precio del gasoil, los bajos tipos de interés y la demanda cada vez mayor de pescado (crece a un ritmo del 4% anual), están acelerando sus planes de renovación de flota, llenando poco a poco las gradas de las pequeñas y medianas factorías. Los astilleros gallegos tienen en la actualidad al menos doce pesqueros en cartera, desde palangreros de superficie a superarrastreros de 80 de eslora, con un valor total aproximado de más de 150 millones de euros, y fuentes del sector apuntan a que la contratación de buques de pesca continuará en los próximos meses.
La demanda de pesqueros crece en todo el mundo, y en el caso de la flota gallega de altura y gran altura, por pura necesidad, ya que algunas unidades superan de largo los treinta años de antigüedad y son mucho menos eficientes que las actuales. El primer gran arrastrero contratado por armadores gallegos se lo adjudicó el astillero de Nodosa en Marín en enero de este mismo año, para la pesca de calamar en el caladero de Malvinas, y propiedad de la sociedad Kalamar Limited, participada por la viguesa Rampesca (propiedad de la familia Fontán). El barco, en construcción, tendrá 63,7 metros de eslora por 12 de manga. El segundo arrastrero, también de Nodosa, se firmó mismo este lunes con la armadora viguesa Pereira y la sociedad Argos Group Limited, de 74 metros de eslora y también para Malvinas.
Los armadores extranjeros confían igualmente en los astilleros gallegos para renovar sus flotas. Un ejemplo es el arrastrero congelador Holmøy, de 69 metros de eslora por 17 de manga y propiedad de la compañía noruega Holmøy Maritime (del grupo Prestfjord), construido por el astillero vigués Freire y entregado el pasado marzo. Este mismo astillero firmó hace una semana otros dos superarrastreros, de 80 metros de eslora y casco reforzado, encargo de los armadores groenlandeses Qajaq Trawl y Polar Seafood Greenland, que generarán una media de 450 empleos durante 30 meses.
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Otro armador vigués que ha encargado un arrastrero de 80 metros de eslora es Pesquera Áncora, del grupo alemán DDFU, aunque en su caso ha optado por el astillero noruego Kleven (el consorcio propietario ya había encargado otras dos unidades a la misma factoría nórdica). La renovación de flota llega también a otros segmentos como los arrastreros de litoral y los palangreros de fondo y superficie. El astillero guardés Joaquín Castro, por ejemplo, tiene en cartera tres palangreros de superficie para armadores gallegos, y la factoría ferrolana del grupo Blascar construyó recientemente un arrastrero de litoral para un armador de la cooperativa marinense. Nodosa tiene igualmente en grada un palangrero de proa semiinvertida para Malvinas (el CFL Hunter, 59,5 metros de eslora por 12,5 de manga), y un arrastrero de litoral del grupo Osprey, propiedad de la familia de armadores holandeses De Boer, de 28,7 metros de eslora.
Por su parte, Armón Vigo tiene en cartera dos maciceros y en los últimos dos años ha construido varios atuneros para compañías mexicanas. Fuentes del sector naval y pesquero aseguran que en los próximos meses seguirán contratándose nuevos pesqueros, tanto para armadores gallegos como extranjeros. La propia Nueva Pescanova, en su plan estratégico, contempla la inversión de 42,5 millones de euros para la construcción de una decena de barcos marisqueos para sus flotas de Mozambique y Namibia.
