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La expansión del sector

Las industrias pesqueras de Vigo baten récords con 1.706 millones en ventas al extranjero

Repunta un 14,5%, más del doble que la media del comercio exterior gallego -El déficit de materia prima dispara las compras un 38,4% -Italia y Portugal, los mayores clientes

Hugo Barreiro

Pese a la atonía del comercio mundial, que según las previsiones habrá cerrado 2015 con una subida del 2,8%, la demanda creciente de productos elaborados con base de proteína marina actúa como acicate de la industria pesquera de Vigo. Las exportaciones rompieron el año pasado el dato histórico de 2012 tras lograr un volumen de ventas de 1.706,24 millones de euros, según los datos oficiales del Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), lo que representa un crecimiento anual del 14,5%. Esta revalorización contrasta con las flojas subidas del Producto Interior Bruto (PIB) gallego (2,1%) y de la eurozona (1,9%), además de situarse 2,5 veces por encima del incremento de las exportaciones gallegas en su conjunto (5,6%). Despuntaron compañías como Pescanova, Grupo Pereira, Orbe, Alfrío o Iberconsa, que juntas facturan más de 1.400 millones de euros al año.

Los datos cerrados a fin de ejercicio muestran fortalezas y debilidades del sector, que ha tenido como viento de cola el impacto de la caída de los precios del crudo (el gasóleo representa hasta el 40% del margen de explotación de la mayoría de los buques de la flota industrial de Vigo). Los 1.706 millones de ventas en el exterior están un 5,4% por encima del anterior récord, fijado en 2012 en los 1.618 millones. Aún con Pescanova lejos de carburar como antaño -sea cierto o no, el depuesto equipo gestor informó de ventas por 1.671 millones en 2011-, los datos desglosados muestran que las empresas han sido capaces de esquivar la gripe de los emergentes y el ralentí de países como Francia, Portugal o Italia.

Pero los retos siguen siendo numerosos. Existe una circunstancia estructural que justifica que, pese al mayor volumen de exportaciones, la balanza comercial haya agudizado su déficit un 38,4% en un año y en otro 133% respecto a 2012. Esto es, en tres años las ventas (exportaciones) crecieron el mencionado 5,4%, pero las compras (importaciones) se desbocaron. Y la explicación no está esta vez en la pérdida de cuotas de la flota pesquera propia, puesto que la de mayor relevancia para la industria ya está abanderada en terceros países por joint ventures o filiales: Namibia, Argentina, Malvinas, Sudáfrica, Perú, Uruguay o Angola. Lo demuestran las estadísticas de capturas de la FAO, que indican que desde 2012 la flota extrajo del mar un 11% más de pescado.

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El problema radica esta vez en la caída en las exportaciones de productos elaborados -con al menos un 20% de proteína marina- en detrimento de otros simplemente congelados, más baratos y que apenas reportan margen de beneficios a las empresas. Firmas como la propia Pescanova, Iberconsa, Profand, Pescapuerta o Congelados Maravilla son potentes en la venta de pescado a granel -con tiendas propias como Hiperxel, A Lonxa o a través de distribuidoras como Mercadona-, pero han perdido fuelle en su conjunto en la facturación exterior de productos con valor añadido. Basta comprobar los datos de Aduanas, más desagregados, para comprobarlo.

En 2012 la industria pesquera facturó 540 millones de euros en preparados de pescado, pero en 2015 estas ventas cayeron hasta los 475 millones. Sin contar con el factor China, con una economía lastimada, las exportaciones de pescado sin elaborar o sin valor añadido repuntaron en Italia o Alemania y se diversificaron a más mercados. Países con industria propia que compran de una Galicia deficitaria para vender pescado a granel o dotarlo de valor. El país transalpino y Portugal repitieron como los mayores compradores, con Estados Unidos (con más de 320 millones de habitantes) como zona prácticamente inexplorada.

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