Ya sin el centro de todas las críticas, la situación en torno al futuro de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) ha pasado de crispada a poco más que parsimoniosa. La marcha de José Manuel Fernández Alvariño ha dejado a su oposición afónica y aparentemente inmóvil. Las elecciones para comandar la patronal empresarial gallega se celebrarán el 15 de enero y, hasta la fecha, solo un empresario ha dado un paso al frente para postularse al cargo: el ourensano José Manuel Pérez Canal. El presidente de la Confederación de Empresarios de Ourense (CEO) y director gerente de Aceites Abril ya se había posicionado como el relevo de Alvariño en verano, y ahora gana enteros dada la incomparecencia de más candidatos. "La ventaja que tiene es que es el único, y por estrategia si alguien quisiera aparecer no debería retrasarse mucho", explica un empresario, miembro de la asamblea de la CEG.

Pérez Canal, según fuentes conocedoras del proceso, cuenta con el apoyo de la patronal lucense, parte de la de Pontevedra -la más afín a Alvariño y Jorge Cebreiros- y "parte" de la de Ourense. Allí su candidatura "está algo debilitada" ya que la CEO tampoco es un bloque unido, y algunos empresarios consideran que se lanzó "demasiado pronto". Además algunas voces consideran que su mandato sería "continuista" con el del vigués y recuerdan que presidía la Comisión de Economía de la CEG, así como el hecho de que Alejandro Cruz -vicepresidente de la patronal de Ourense- fuera el contador durante el mandato de Alvariño.

Sea como fuere, la presión en las organizaciones provinciales y las sectoriales para que la CEG se transforme "por completo" ruge en silencio, como un mar de fondo. "Dado que las patronales de las provincias no van a permitir que se les quite poder ni estructura, lo lógico es que la gallega se aligere al máximo y que solo funcione como un representante institucional del empresariado", indica un crítico con Alvariño, a la vez que poco entusiasta con Pérez Canal. "Lo que tiene que ser el presidente de la CEG es el portavoz, la imagen de los empresarios, y con una estructura mínima". Cómo sea la futura patronal empresarial de Galicia y quién la comande dependerá en gran medida no solo del propio ourensano, sino también de cómo se posicione A Coruña (tiene 40 votos en la asamblea) y las organizaciones sectoriales (70).

La postura de A Coruña

Una de las dudas que había acerca de la postura que asuma la confederación coruñesa era la de si su patrón casi perpetuo, Antonio Fontenla, iba a querer apadrinar a algún candidato de la provincia. "Hay gente que no se fía de que esté quieto y no intente meter a una persona", reconocen desde Ourense. Pero esta opción la descartan en Pontevedra y las organizaciones sectoriales. La razón, que las elecciones en A Coruña para relevar a Fontenla -ha asegurado que no iba a optar a la reelección- son en primavera (marzo o abril). "Es difícil que surja un candidato allí con claras opciones de perder y con elecciones a la vista en su provincia. Por democrático que sea, si hay más de un candidato en la CEG habrá un ganador y un perdedor", replican desde Pontevedra.

Por este mismo motivo los empresarios más conciliadores reclaman una candidatura de consenso, tarea harto complicada dado el "daño" que, reconocen otras fuentes consultadas, ha hecho la guerra contra Alvariño en las propias confederaciones provinciales. En Ourense no hay unanimidad y en Pontevedra, con el proceso electoral judicializado (y en espera de una sentencia que podría obligar a repetir el proceso), tampoco. "Estamos cansados de la guerra norte y sur, pero en Pontevedra no van a querer un candidato de A Coruña, y al revés lo mismo". El enfrentamiento entre Fontenla y Alvariño, enterrado en las hemerotecas, parece que todavía respira.

"Ahora que no está José Manuel [Alvariño], que se supone que es lo que querían muchos, era de esperar que tuvieran una idea clara de qué modelo quieren para la CEG", lamenta un fiel al empresario vigués. "Hay que cambiar el modelo, correcto. Pero, ¿cuál proponen?" Por ahora no hay respuesta, aunque se espera que la junta de vicepresidentes pueda validar las cuentas para no mantener bloqueada la actividad de la CEG, que debe continuar abonando nóminas (con la extra de Navidad) y pagando las letras de las dos hipotecas que tiene.