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Deloitte empieza a hacer las maletas

La administración concursal de Pescanova se prepara para hacer el traspaso de poderes para los futuros gestores de la multinacional - "Se marcha el azote de los agoreros"

Senén Touza, a la izquierda, ha sido la cara más visible de Deloitte durante el proceso concursal de Pescanova. En la imagen, con Jacobo González-Robatto y el consejero Fernando Herce. // José Lores

El 29 de abril de 2013 la auditora Deloitte, a propuesta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), aceptó el reto de salvar Pescanova de la segunda mayor quiebra de la historia empresarial española y de ejercer las funciones de administrador concursal. Nombró como máximos responsables a Santiago Hurtado y Senén Touza, que llegaron a Chapela en mayo y se toparon con una compañía sin liquidez, con tres filiales en concurso (Pescafina, Argenova y Pesca Chile) y acostumbrada durante más de tres décadas a la férrea dirección de Manuel Fernández de Sousa. "Hemos conseguido que el negocio no pare", explicó Touza en su primera junta de accionistas de Pescanova, el 12 de septiembre de 2013. Su ingente trabajo tiñó de gris el pelo y la barba de Senén y afiló las facciones del gallego (es hijo del expresidente de los armadores de Marín) y de Hurtado. Más de año y medio después, y a las puertas de la toma de control de la compañía por parte de los acreedores, el equipo de Deloitte empieza a hacer las maletas.

"Estarán este mes, hasta la llegada del nuevo consejero delegado (chief executive officer, CEO)", explican desde la auditora. Ahora se prepara el "traspaso de poderes" y los dos expertos, calificados como "el azote de los agoreros" por algunos directivos en Chapela, volverán a Madrid. Santiago Hurtado, que aterrizó en Deloitte en 2013, volverá a mojarse de procesos concursales, área del que es especialista. A Senén Touza quizás le toque pilotar otro proceso de reestructuración financiera. Es complicado, eso sí, que ambos vuelvan a enfrentarse a una situación como el colapso de Pescanova, que protagonizó en 2014 la décima mayor quita (reestructuring deal) del mundo, según un estudio de Thomson Reuters. Por delante solo estuvieron casos como el de la ciudad de Detroit (16.800 millones de euros), Dubai Group (9.000 millones) o la alemana IVG Immobilien (7.350 millones).

"Han tratado de trabajar lo más ajenos posible al culebrón que hubo entre diferentes socios", dice un auditor de la competencia. Y no fue fácil. Lo primero que hicieron Touza y Hurtado fue entrar en una casa estanca, con salas donde parece que se ha parado el tiempo, y moldeada al gusto de un Sousa que no compartió la decisión del juez de suspender las facultades de administración del consejo. "No, no me esperaba que nos retirasen las funciones ejecutivas", admitió Sousa en una entrevista concedida a FARO. "Lo habitual cuando es un concurso voluntario y estás al día en pago de nóminas y Hacienda es que tengas interventores,que básicamente también te limitan las funciones, pero no te sustituyen [...] En este momento está administrada por la CNMV, Pescanova es ahora como una empresa nacionalizada. No conozco ninguna empresa compleja como la nuestra estatal que haya ido bien". Erró Manuel Fernández de Sousa.

La superación

Deloitte logró sostener la compañía con la caja agotada, con el servicio de comedor en el aire (que prestaba Serunión) y con recortes en seguridad (Securitas). Pero no hubo despidos -más allá de los derivados de la liquidación de Acuinova SL. Lo lograron con una línea de crédito de 56 millones aportados por Banco Sabadell, Banco Popular, NCG Banco (Abanca), CaixaBank, Bankia, BBVA, Banco Santander y la Xunta. Con ellos se salvó la campaña de Navidad de 2013, además de blindar la continuidad de operaciones en las subsidiarias. "Se consiguió -dijo Hurtado en septiembre de 2013, cuando Juan Manuel Urgoiti fue elegido presidente- y se peleó con pactos stand still para bloquear el intento de dinamitar filiales con una treintena de entidades. Buscamos la fase de convenio, no la de liquidación", zanjó tajante.

Por mucho que su gestión trató de vestirse con un impermeable -uno de ellos confesó que le gustaría recuperar al mítico Capitán Pescanova-, las desavenencias entre Damm y la banca en marzo de 2014 sí llegaron a hacer temer la palabra maldita: liquidación. "Si no llegan a acuerdo en plazo [por los Carceller y las entidades] la posibilidad es que seamos capaces de montar un proceso de venta con todo el negocio, pero eso será con la palabra maldita", dijeron a FARO entonces fuentes próximas a la auditora.

Pero Pescanova volvió a revolverse contra lo que algunos pregonaban párrafo a párrafo y sobrevivió, superó el concurso y ahora tiene la protagonizar las noticias que nunca debió dejar de lado: la de una multinacional pesquera de dimensión mundial que superó un mal sueño gracias, en parte, al empeño del equipo comandado por Santiago y Senén.

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