La sucesión en el trono del Banco Santander no ha sido una sorpresa, lo que no quiere decir que la heredera, Ana Patricia Botín, cuente con el baneplácito de todos los accionistas de la entidad ni mucho menos que tenga por delante un camino de rosas. Los retos son duros y numerosos en un momento en que la crisis aún no está resuelta, la banca y el mundo financiero tienen la vista puesta en los test de estrés de otoño y en la nueva supervisión bancaria que se estrenará en noviembre, todo ello aderezado con la necesidad de recuperar el liderazgo en España, los beneficios y la rentabilidad, y mantener el ritmo de crecimiento e internacionalización.

Quienes la conocen aseguran que Ana Botín, la nueva presidenta del Banco Santander, es una trabajadora incansable, que conoce al detalle lo que ocurre en el negociado que pilote, y que en los últimos tiempos ha aprendido a gestionar mejor su relación con sus colaboradores, a los que exige una entrega máxima. También afirman que no le intimida enfrentarse a los representantes de grandes firmas de la City londinense, donde se mueve con soltura. Pero añaden un matiz: siempre ha trabajado bajo la protección paterna.

Los grandes retos a los que se enfrenta Ana Patricia Botín, una de las pocas y poderosas mujeres del mundo de las finanzas, son los siguientes:

| Dejar de ser la hija de (Botín). El consejo de administración del Banco Santander aceptó por unanimidad el protocolo de sucesión elaborado por el propio Emilio Botín, en el que su hija heredaba el cargo. Esta aprobación responde, según explicaron las fuentes consultadas, a la necesidad de dar "seguridad, estabilidad y lanzar un mensaje de continuidad a los mercados". Pero no significa que los accionistas estén de acuerdo. Hay un nutrido grupo de inversores institucionales que disienten, y que ya han advertido que la gestión de la entidad como si fuera una empresa familiar, cuando la familia Botín sólo tiene el 0,7% de las acciones, va en contra de las directrices de los organismos reguladores (Banco de España y Banco Central Europeo). La oposición de inversores a los nombramientos de Ana Botín no es nueva. Ya ocurrió en 2006, en 2011 y la última vez el año pasado, cuando rechazaron la continuidad en el consejo de Javier Botín, otro hijo del fallecido banquero, y la de su hermana. "En el mundo financiero siempre ha actuado con red, sabiéndose protegida por su padre. Ahora tendrá que demostrar que es capaz de llevar adelante un trasatlántico como es el Santander acallando a las voces críticas", explicó una de las fuentes consultadas. "Su primer reto es que tiene que demostrar que al frente está ella, no su padre, y que no está ahí por ser la hija de (Botín)", añadió otra.

| Hacer equipo y rejuvenecerlo. El consejo de administración del Banco Santander debe afrontar un proceso de rejuvenecimiento que, según las mismas fuentes, ya inició el propio Emilio Botín con el nombramiento de Javier Marín como consejero delegado en sustitución de Alfredo Sáenz. Otros miembros del consejo también se habían planteado abandonarlo ya para acallar también las críticas de los grandes inversores accionistas de la entidad. La impresión general es que de momento no habrá movimientos, al menos no importantes, a la espera de los resultados de los test de estrés, que el banco prevé superar sin complicaciones. Pero además, está pendiente de presentar en otoño su nuevo plan con objetivos de rebaja de costes y aumento de la rentabilidad. "La hoja de ruta ya la dejó trazada su padre. El nombramiento de Ana Botín sirve para insuflar calma en el sentido de que los mercados entiendan que no se va a producir una revolución, sino que hay unos criterios, unas líneas de trabajo que se van a seguir", explicó una de las fuentes consultadas. En cuanto a la formación de un nuevo equipo con personas más próximas a Ana Botín, en medios financieros se apuesta que ocurrirá en cuestión de meses.

| Aumentar los beneficios y la rentabilidad. Los resultados son los que cuentan, y tras la dura crisis que atravesó España, y de la que aún no ha salido, el Banco Santander necesita aumentar sus beneficios y su rentabilidad. El propio consejero delegado, Javier Marín, aseguró recientemente que es prioritario el crecimiento de la rentabilidad, minada tras siete años de crisis, la exigencia de incrementar el capital -como se les ha exigido a todos los bancos- y la falta de concesión de créditos han minado la rentabilidad de las acciones bancarias. En cifras redondas, las acciones del grupo cotizan ahora a la mitad que en 2007, cuando estaban a 15 euros.

| Recuperar el liderato en España. La crisis ha hecho que España haya perdido peso en el negocio del Santander. Es más, después de años de números rojos, en el primer semestre el beneficio ha sido de sólo 200 millones de euros. Para ello, aseguran las fuentes consultadas, es necesario abrir el grifo del crédito a las pequeñas y medianas empresas y a las familias. "Los préstamos son la base del negocio bancario, y en cuanto pasen los test de estrés es posible que los bancos empiecen a abrir más la mano", añadieron. Y además, en España, el Santander ya no es la primera entidad financiera, al haber sido superada en activos por Caixabank al adquirir el negocio minorista de Barclays España.

| Reforzar la internacionalización. La internacionalización se ha convertido en marca de la casa. El Santander UK, la filial del grupo financiero Santander en el Reino Unido, representa el éxito de Ana Botín al frente de una entidad financiera, al convertirlo en uno de los principales bancos de ahorros e hipotecarios de ese país. La clave está ahora en saber elegir la estrategia y las áreas de expansión. En Estados Unidos la entidad opera como Santander Bank (antiguo Sovereign Bank), y tiene presencia sobre todo en el noreste del país, con lo que, según los expertos, el próximo paso podría ser su extensión a otras zonas del país. Latinoamérica fue la gran apuesta de Emilio Botín, y aunque algunos países han dado muestras de cierta debilidad, como Brasil, no parece que haya dificultades para seguir creciendo. En China, el Santander tiene una oficina de representación en Pekín, sucursales en Hong Kong y Shanghai y un acuerdo de colaboración con el Bank of Shanghai, desde 2013. Asia fue el fracaso de Ana Botín cuando intentó la expansión del banco hacia ese área, debido posiblemente a la crisis de divisas de 2000. Tal vez vea ahora el momento de volver a intentarlo.

"Asumo con total compromiso mis nuevas responsabilidades", dijo Ana Botín tras su nombramiento como presidenta del Santander. Son muchas y de gran calibre para una de las emperatrices del mundo financiero.