El personal de la planta biotecnológica de Lonza en Porriño cotiza al alza en el seno de la multinacional helvética. Más de media docena de profesionales formados en las instalaciones de Torneiros (el mayor complejo de cultivos celulares mamíferos de España, en la que se producen compuestos oncológicos) se encuentran en la actualidad desempeñando diferentes responsabilidades en otros centros de la compañía, algunos de forma temporal y otros, indefinidamente. Desde Porriño destacan la capacidad de este grupo de ingenieros, biólogos y técnicos, que en todos los casos se han desplazado previa petición de la planta de destino. La mayoría de los expatriados se encuentran en los centros de Hopkinton (Massachusetts, Estados Unidos) y Singapur. En este último Lonza acaba de nombrar director general a José Sánchez, el anterior director de Producción de Porriño.

Sánchez (47 años), natural de Salamanca, aterrizó en Lonza Biologics Porriño en 2006 como director del área de Ingeniería y Manufacturing Science, donde lideró el proyecto de reforma de la planta para convertirla en una instalación multiproducto de cultivos celulares a gran escala, proyecto en el que Lonza invirtió más de 70 millones de euros. Posteriormente asumió el rol de director de Producción y el año pasado el grupo le ofreció la oportunidad de pilotar las operaciones de producción de su nuevo centro en Singapur. "Tras una visita rápida de una semana para conocer el país y las instalaciones, acepté sin dudarlo", explica Sánchez desde el país asiático.

Este ingeniero industrial se trasladó con su familia a Singapur, país que define como una "burbuja dentro de Asia". "Mantiene unos niveles de vida y de seguridad bastante afines a los europeos, pero todavía puedes disfrutar de esa mezcla de culturas tan diferentes", resume. Tras llevar el área de Producción durante quince meses, transferir dos nuevos productos y licenciar las instalaciones de Singapur en dos de las agencias más prestigiosas del mundo (FDA y EMA), Sánchez fue nombrado director general del site de Singapur. "Básicamente de mí dependerán 450 personas en 2014, en uno de los centros de más alta capacidad y más avanzados del mundo en su categoría", reconoce.

También en Lonza Singapur han estado los vigueses Cristina Escaned Mintegui y Javier Albor Barroso. "Desde el punto de vista profesional, mi trabajo en Singapur ha significado la oportunidad de conocer en profundidad el funcionamiento de una multinacional como es Lonza", indica Escaned, quien estuvo trabajando en esta planta asiática entre enero y julio de este año. Durante su estancia, esta técnica ha prestado soporte al departamento de Manufacturing Science and Technology diseñando batch records (los registros de fabricación y distribución) para campañas de nuevos productos y revisando los ya existentes. "Trabajar en otro país te obliga a cambiar muchas de las rutinas a las que estamos acostumbrados", reconoce.

Albor, por su parte, sigue destinado en Singapur, donde colabora en el departamento de Planificación del centro, en el desarrollo de un sistema de gestión de procesos informatizado para programar y planificar todo tipo de operaciones en la planta. "Es un proyecto en el que también estuve involucrado en el centro de Porriño y que me he llevado a Singapur", precisa. Albor reconoce que el cambio ha sido "muy importante en su vida" -se ha traslado con su mujer y sus dos hijos- pero es "una oportunidad de desarrollo profesional y de aprendizaje ya que la planta de Singapur es nueva y cuenta con tecnología e instalaciones de última generación".

Tanto Escaned como Albor resaltan el cambio cultural que ha supuesto su experiencia en Singapur. "Es como una torre de Babel, pues hay personas de infinidad de nacionalidades, con formas de relacionarse diferentes, otra organización social", recuerda Escaned.

Al otro lado del mundo, en Hopkinton, en el estado norteamericano de Massachusetts, se encuentran Mónica Valladares, Cruz Palacín y Pablo Álvarez. Valladares compatibiliza su cargo como directora de MSAT (Manufacturing Science and Technology) en Porriño con el mismo puesto en Hopkinton desde el pasado mes de febrero. "La persona que ocupaba este puesto dejó la compañía en febrero y desde entonces lo ocupo yo al mismo tiempo que en Porriño", indica esta bióloga viguesa. "La experiencia es muy gratificante aunque también algo estresante, pero en general es buena", apunta. El grupo MSAT se dedica al desarrollo de procesos para llevar a cabo en la planta de producción, así como el soporte necesario y las investigaciones.

Valladares comenzó su experiencia laboral en el centro de Porriño hace once años (cuando aún pertenecía a la multinacional norteamericana Genentech), el mismo tiempo que lleva Cruz Palacín, traductora de formación, y que actualmente es manager del departamento de Excelencia Operacional (EO) de Lonza en Hopkinton. "Mi trabajo consiste en esta planta la base de excelencia operacional que ya hemos implementado en Porriño, por ejemplo, liderando o facilitando proyectos de mejora, aplicando técnicas Lean para conseguir una mejor eficiencia o impartiendo formación al personal de la planta", explica.

Con Mónica Valladares en el departamento de MSAT se encuentra el guardés Pablo Álvarez. "Estoy en Hopkinton desde noviembre de 2012 dando soporte al grupo de MSAT, especialmente a la parte de cultivos, lo que incluye entre otras cosas seguimiento de la producción, análisis de datos de proceso, gestión de desviaciones e implementación de mejoras", resume. Este ingeniero químico finalizará su misión en el centro este mes de septiembre. "Para mí es una buenísima experiencia porque me permite conocer la formación de trabajar de otra planta de Lonza y tomar contacto con la cultura laboral americana", concluye.