De las diez mayores empresas pesqueras del mundo, solo una se dedica a la pesca tradicional, acuicultura, elaboración y comercialización de productos. El resto son traders (vendedoras), compañías dedicadas al salmón, al langostino o a la pesca extractiva. Solo Pescanova, que ocupa el cuarto lugar en el prestigioso ranking, es multiespecífica. Hasta el pasado mes de septiembre facturó 1.149 millones de euros, un 8,9% más que en los tres primeros trimestres del año 2011. Incrementó sus beneficios después de impuestos y se revalorizó más de un 24% en Bolsa desde enero hasta que se desató la crisis. ¿Qué le ha pasado a Pescanova?

Una historia de endeudamiento. Es preciso referirse a Pescanova como una empresa que ha recurrido, de forma reiterada, a la financiación externa para aumentar su negocio. En el año 2004 los acreedores a largo plazo tenían unos adeudos por 160.169.629 euros, según las cuentas de la compañía. A corto plazo la cifra se elevaba a los 469.171.480 euros. En el año 2007, por ejemplo, los pasivos a largo plazo se dispararon hasta los 530,12 millones de euros, por los 723,1 millones que debía a corto.

Últimas cuentas conocidas. Los últimos datos disponibles son a cierre del pasado mes de septiembre. El pasivo a largo plazo vuelve a aumentar a los 766 millones (por encima del valor de la empresa, el patrimonio), mientras que las deudas a corto son de 756 millones. En total, 1.522 millones de euros que toca refinanciar con la banca, que tampoco atraviesa por momentos que se presten al festejo o las dádivas. El riesgo del grupo, sumando las filiales en el extranjero, ascendería a 2.500 millones.

¿Cuáles son los pasos a seguir? Houlihan Lokey se encargará de reestructurar los créditos negociando con la banca. A partir de aquí, las entidades pueden reclamar un plan de negocio a varios años vista o un plan de viabilidad para convencerse de que el proyecto de la pesquera es viable y solvente. No es descartable que la firma opte por obtener capital del mercado (vía ampliación de capital o emisión de obligaciones convertibles), aunque los tipos de interés del segundo caso serían demasiado elevados. Si aumenta capital se corre el riesgo de perder la galleguidad de la empresa en tanto su presidente tiene ya menos del 15% del capital social. Dentro de la empresa se cree que Carceller, el segundo accionista, está al acecho para hacerse con el control.