Vigo protagonizó las manifestaciones más multitudinarias de Galicia en contra de la reforma laboral. Miles de personas inundaron el centro de la ciudad durante más de tres horas para reclamar "empleo digno, estable y con derechos". Los sindicatos calificaron de "histórica" la jornada por la masiva respuesta de los vigueses y cifraron en 160.000 las personas que se echaron a la calle para participar en las dos marchas convocadas. La Policía Local rebajó la participación hasta los 85.000 asistentes en la primera movilización de CC OO y UGT y a 16.500 los presentes en la de la CIG una hora más tarde. La CUT se sumó a las protestas reuniendo a otras 4.000 personas en la calle según los agentes, 7.000 para los organizadores.

Poco después de las once de la mañana y precedida por una sonora traca de petardos partía desde Gran Vía la primera manifestación de la jornada. Una marea roja ondeando banderas de Comisiones y UGT recorrió el centro con un objetivo claro: "Que el gobierno aprenda a respetar los derechos de los trabajadores". Este fue el primer mensaje que lanzó la megafonía, pero le siguieron cánticos y consignas contra la nueva legislación laboral aprobada el día 10 de febrero, los recortes en políticas sociales y la privatización de servicios públicos. "La crisis social, que la pague el capital" o "No falta dinero, sobran ladrones" fueron solo algunas de las frases más coreadas por la multitud, que realizó sin incidentes el recorrido hasta el edificio administrativo de la Xunta, donde aprovecharon para criticar la gestión de Feijóo por actuar "al dictado de Madrid".

Algo menos de una hora tardó la cabeza de la marcha en llegar hasta Montero Ríos y durante el camino representaron una "quema" simbólica de la reforma laboral representada en forma de muro que echaron abajo con petardos. El primer portavoz en hablar al término del recorrido fue el secretario comarcal de CC OO, Xosé Cameselle, que celebró la decisión de Vigo de que "resignarse no es una solución y luche contra una legislación que condena casi a la esclavitud", mientras el responsable gallego de la organización, José Manuel Sánchez Aguión, alabó que "Vigo diga no a una reforma que da todo el poder a la patronal". Cerró el acto el secretario comarcal de UGT, Antonio Juste, anunciando "el inicio de la cuenta atrás para echar al PP del Gobierno".

Junto a los líderes sindicales avanzaban en las primeras filas el secretario xeral del PSdeG, Manuel Vázquez, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, la exministra Elena Espinosa y ediles socialistas.El regidor vigués destacó la "reivindicación serena y responsable" que realizaron los ciudadanos de la ciudad y demandó al Gobierno de Rajoy "una salida progresista a la crisis". Manuel Vázquez, por su parte, se refirió a la reforma laboral como "una máquina de destrucción de empleo y bienestar" y animó a los gallegos a defender "un modelo económico diferente".

La CIG, en solitario

La manifestación de la CIG salió puntual a las doce del mediodía del cruce de la Doblada. Entre globos, gaitas, pancartas y las consignas coreadas por la megafonía, miles de personas gritaron contra una reforma que "hará más ricos a los ricos y más pobres a los pobres". Una protesta que se convirtió en una enmienda a la totalidad de las políticas económicas de Xunta y Gobierno central. Núñez Feijóo y Mariano Rajoy compartieron, casi a partes iguales, la diana de las críticas.

En la cabecera de la manifestación convocada por la central nacionalista, que rehusó realizar la marcha de manera unitaria con Comisiones y UGT, se leía el lema "Otro sistema económico es posible". El secretario general de la CIG, Xesús Seixo, estuvo acompañado por el responsable comarcal, Serafín Otero, o por el secretario de negociación colectiva, Antolín Alcántara. Caminaron tras la misma cabecera el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, los diputados Henrique Viéitez y Carme Adán, o el portavoz del Bloque en Vigo, Santiago Domínguez.

Custodiada por la policía y bajo un sol plomizo, los organizadores de la manifestación de la CIG se afanaban durante toda la marcha para animar a los asistentes. A golpe de cánticos y aplausos fue avanzando una marcha que finalizó en la farola de la Calle Príncipe con las palabras de Otero y Seixo. Alegato final no sólo contra la reforma laboral y las "políticas neoliberales" del Ejecutivo de Rajoy, sino por la "coherencia y la dignidad" de la CIG. Varias veces recordó Xesús Seixo a los presentes que había sido el sindicato nacionalista quien había convocado "en primer lugar" una huelga general. Antes de iniciar la marcha el líder sindical explicó, a preguntas de los periodistas, que "la unión sindical no depende de un día, sino de la eficacia para luchar contra la reforma en las propias empresas".