El pasado viernes, Portugal inauguraba sus subastas de deuda pública en el 2011 teniendo que pagar un 3,686% por 500 millones de euros en Letras a seis meses, un 1,5% más del 2,04% que había pagado en la última subasta de deuda a este plazo, lo que disparó no sólo el diferencial de los bonos portugueses frente al alemán hasta los 392 puntos básicos, sino también de la deuda española que se elevó hasta los 269 puntos básicos, niveles que no se alcanzaban desde noviembre y eliminaron todo efecto positivo generado por la visita del viceprimer ministro chino y su compromiso de comprar deuda.

Este sábado, corrió el rumor de que tanto Francia como Alemania habían solicitado que Portugal aceptara la intervención y que este la había negado, una "película" que ya conocemos y que nos suena bastante a lo que ocurrió con Irlanda hace unos meses, para al final, aceptar la intervención.

Pero a diferencia de Irlanda, con unas vinculaciones mucho menores, una intervención en Portugal nos afectaría de manera mucho más importante, tanto por el efecto de que sea ya un tercer país el que caiga y seamos el centro de atención de analistas y especuladores, como por la gran implicación que tiene la economía portuguesa con la española, en la que somos el principal socio comercial en sus importaciones y exportaciones, como por los vínculos financieros que existen en ambos lados de la frontera, por el lado de Portugal con Banco Espirito Santo o Caixa Geral, por el español principalmente con el Santander, dueño de Santander Totta, tercer banco portugués por beneficios.

¿Es buena o mala la intervención?

De primeras el efecto sería negativo, toda intervención trae consigo grandes restricciones para el país que recibe de fondos, fundamentalmente más recortes de gastos y subidas de impuestos que restringen el consumo, y por tanto afectarían a nuestras relaciones comerciales. También lo harían financieramente, por las restricciones que tendrían los bancos portugueses y sería un nuevo golpe para nuestras entidades, que afrontan un 2011 con el difícil reto de conseguir recursos financieros.

Y es que en este aspecto es donde deberíamos soportar una tormenta más fuerte, ya que el diferencial seguramente vuelva a llegar al 3%, y los problemas no sólo para el Estado que seguirá colocando deuda en todos los plazos sino también para las grandes empresas e instituciones, lo que a su vez, como se vio este viernes afectaría a la evolución de la bolsa.

Pero lo que es claro, es que si Portugal va ser "atacado" por especuladores, y no existe otra solución que la intervención, es mejor que esta se produzca lo antes posible para cerrar incertidumbres que aumente la inestabilidad de nuestro sistema.

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