El pasado año se cerró para la flota atunera española que faena en el Océano Índico como el peor de los últimos cuatro ejercicios, según la valoración que realizan los armadores, que no dudan en achacar la situación a la inseguridad que provocan los ataques de los piratas somalíes. Así, según aseguró a este diario Julio Morón, gerente de la Opagac, una de las dos asociaciones españolas de armadores de atuneros, las capturas de atún en el caladero del Índico se redujeron entre un 30% y un 35% el pasado año, con respecto al anterior. En cifras concretas, aludió Morón a un descenso de entre 50.000 y 60.000 toneladas, de las en torno a 200.000 en que se estima la pesca anual de la flota española en la zona y que cubren sobre el 40% de la demanda de atún de la industria conservera española, según datos de la patronal pesquera española Cepesca.

Para Morón, el descenso de las capturas el pasado año es consecuencia, sobre todo, de la presión que sobre la flota han ejercido los intentos o ataques piratas, que han impedido a la veintena de atuneros de pabellón o capital español que operan en la zona faenar con normalidad en sus caladeros tradicionales del Índico durante los distintos períodos del año. Asimismo, en las capturas han influido las limitaciones que para el desarrollo de la actividad pesquera tiene la permanente alerta ante posibles ataques.

Los ataques se recrudecieron a partir del mes de septiembre, al mejorar las condiciones meteorológicas en la zona y tuvieron su más dramático exponente a comienzos de octubre, con el secuestro 47 días del atunero vasco "Alakrana", con 36 tripulantes a bordo, ocho de ellos gallegos y otros ocho vascos.Tal situación de alto riesgo provocó el desplazamiento de la flota a la zona central del Índico en busca de mayor seguridad pese a la escasez de pesca. Sólo el embarque de vigilantes privados permitió volver a la pesca en las zonas tradicionales. En paralelo, más de una decena de barcos se trasladó al Atlántico.

Al margen de la reducción de capturas, desde el sector se alude también a la drástica caída de precios, común al sector pesquero y que, en el caso del atún, Morón cifra en un 40%, para situarse en la actualidad en unos 500 euros por tonelada, frente a los 1.200 que llegó a alcanzar.