Encaramados a varios silos durante dos horas. El comité de empresa de Draka Cables Vigo elevó ayer literalmente su protesta contra el cierre de la planta -previsto para el próximo mes de diciembre- a unos diez metros de altura, al tiempo que el resto de la plantilla paralizó la producción. Los nueve trabajadores se encadenaron "simbólicamente" con una cadena de plástico para exigir la "recolocación digna" de los cien empleados de la factoría, todos ellos con contratos fijos, ante la oferta presentada esta misma semana por la compañía y que califican de "tomadura de pelo".

Alberto Míllara, presidente del comité, explicó que la propuesta de Draka es "insuficiente" y que la plantilla se siente "totalmente engañada": "Nos ofrecen una recolocación por seis meses, en empresas que pueden estar a cincuenta kilómetros de Mos, percibiendo sólo el 80% de nuestro salario base y sin pluses de antigüedad". "Así se lo quieren pagar a los trabajadores indefinidos que llevan aquí más de 22 años", argumentó.

La multinacional holandesa Draka anunció el pasado mes de abril el cierre de sus instalaciones en Mos, especializadas en la producción de cable para el sector del automóvil, por el traslado de sus principales clientes hacia países de bajo coste como Marruecos y Europa del Este. La decisión, según informó en su día el holding holandés, es irrevocable y el cierre se hará efectivo en diciembre, aunque según los sindicatos el 60% de los trabajadores podría verse en la calle ya el próximo mes de agosto.

Reindustrialización

Ante esta situación, el comité de empresa, en el que están presentes las centrales CIG, UGT y CC OO, reclaman un plan de reindustrialización para la factoría, justificado por la modernidad de las instalaciones y su ubicación estratégica "a cinco minutos del aeropuerto, a veinte del puerto y a dos de la autopista".

En este sentido, según fuentes sindicales, algunas empresas podrían haber mostrado ya algún interés por adquirir la nave de Draka, aunque aseguran que la multinacional holandesa no ha precisado detalles al respecto.

Otros representantes sindicales temen incluso que Draka pueda intentar vender la planta tras haber recolocado a sus cien trabajadores, lo que facilitaría considerablemente el proceso de venta. "Con cien empleados de los que hacerse cargo, la empresa vale hasta un 70% menos", apuntan.

Denuncian también que pese al inminente cierre, la empresa incrementó la producción en los últimos dos meses "con un par de piezas más". "No deben de tener bien atados todos los pedidos", aseguran.

La recolocación de la plantilla corre a cargo de la firma BPI, que se reunió esta semana con el comité de empresa. En la negociación participa como mediadora la directora xeral de Relacións Laborais, Pilar Cancela, así como el director del Igape, Álvaro Álvarez Blázquez. Draka Cables Vigo pasó en dos años de ser la planta más rentable del holding al anuncio de cierre.