- ¿Cómo combate el estrés? ¿Fuma, como Özil? ¿O estas cosas del fútbol no le producen estrés?

- No, no (ríe). La carrera me ayuda, la psicología me sirve para contrarrestar el estrés y que no me afecte lo más mínimo. La verdad es que el fútbol no me genera estrés y la tensión la llevo bien.

- ¿Ejerce de psicólogo en el vestuario?

- No, no, qué va. Me limito a hacer mi trabajo y poco más.

- Para su renovación, cerrada en junio, se habló de cierto tira y afloja ¿Le costó decidirse?

- Teníamos unas pequeñas diferencias y había que hablarlas. Tardamos un poco en arreglar el tema, pero al final lo conseguimos y las dos partes estamos contentas, así que perfecto.

- Pasó por el Bertamiráns, donde brilló ¿Es muy diferente jugar allí y jugar en el Pontevedra?

- Sí, evidentemente sí que cambia. Por el estadio, por la afición, por la historia que hay detrás? sí que cambia, pero el fútbol es lo que es. Es un deporte que da igual dónde juegues, al final es lo mismo: sola una pelota y dos porterías. Tienes que hacerlo bien lo 90 minutos para jugar el próximo partido.

- ¿Siente la presión, entonces, cuando cambió de equipo, y ahora?

- No, es algo que no va conmigo. En mi caso es más motivación que presión, la palabra es motivación, no presión.

- ¿Un defensa nace o se hace? ¿Siempre quiso serlo? ¿De qué jugaba de niño?

- Empezar empecé jugando de mediocentro de pequeño, luego ya me retrasaron a central. Yo creo que sí, que la defensa va en uno y tiene que gustarte. No estás en contacto con situaciones ofensivas, de ataque, y tienes que vivirlo, tiene que gustarte.