Cuando la presidenta Lupe Murillo llegó a la presidencia en el verano de 2014, el objetivo primordial era el de la estabilización y ascenso del primer equipo. Logrado ese primer paso, este verano se llevó a cabo una reestructuración de la base, después de los múltiples descensos de los equipos inferiores en las diferentes categorías y la figura de Pedro Ferreira emergió como coordinador de la cantera.
Con la temporada llegando a su ecuador en la mayor parte de los campeonatos, el balance general de los equipos base del Pontevedra es positivo si echamos un vistazo a las clasificaciones.
El equipo inmediatamente por detrás del de Segunda B, el filial que milita en Primera Autonómica es el que peor papel está realizando este año con una temporada de altibajos en la que, si bien el objetivo no era el ascenso, sí se esperaba que ocupase una posición mejor que el décimo tercer lugar que ahora ocupa, a 15 puntos de los primeros clasificados.
Más ambicioso era el objetivo perseguido por el juvenil A, a quien no le sirve otra cosa que no sea volver a División de Honor. De momento están cumpliendo con el objetivo estando en la segunda posición con un punto y un partido menos que el líder, que al ser el Deportivo B, no contabiliza a la hora de conseguir el ascenso. El Juvenil B, por su parte, está cuarto a cuatro puntos del líder en liga gallega.
Los cadetes A, están este año en mitad de la tabla de la máxima categoría, puesto similar al B en provincial.
Por último, los infantiles A, segundos, pelean por el ascenso a liga gallega con el Marcón. En esta categoría podría haber un doble ascenso al estar el B líder destacado.
