La Delegación de Árbitros de Pontevedra volverá a contar la próxima temporada con dos colegiados en Segunda División B tras confirmarse el ascenso de Alejandro Muñiz. El joven de Monteporreiro, de tan solo 23 años, acompañará a Óscar López en la categoría de bronce.

Muñiz lleva una carrera meteórica. Comenzó a arbitrar con quince años y a partir de ahí fue ascendiendo año tras año hasta llegar a la actual categoría. El colegiado señala que "hasta que cumples los 18 años no pueden arbitrar en Segunda Autonómica, por lo que tuve que esperar hasta esa edad para dar el salto de categoría. Hace dos años estaba arbitrando en Primera Autonómica".

En la delegación pontevedresa que preside Pedro Fernández Louro están muy satisfechos con la trayectoria del colegiado y esperan que pueda aspirar a pitar partidos de Primera División en el futuro. El delegado manifestó que "es un aliciente para los más jóvenes que llegaron al colegio".

Sobre sus inicios en el arbitraje, Muñíz señala que "llegué por medio de algunos compañeros de estudios que ya estaba arbitrando y me convencieron para que hiciese una prueba. Me gustó y a partir de ahí me volqué en el arbitraje".

Añade el pontevedrés que "antes de ser árbitro jugué en el Monteporreiro, el equipo del barrio, pero lo hice durante tres temporadas, una como infantil y dos como cadete, aunque admito que no era muy bueno, que jugaba por estar con mis amigos y pasar el tiempo".

En relación a su ascenso a Segunda B, el colegiado asegura que "tenía mucha ilusión. Sabía que había posibilidades de que ascendiese, pero la prueba final fue durante el play-off, en el partido entre el Lealtad y el Puertollano. Fue complicado, pero creo que precisamente por eso me ascendieron. Tuve que expulsar a varios jugadores. Ya en la prórroga tuve que expulsar a Rubén Moreno, del Puertollano, y le cayeron seis partidos. Alguien envió un balón al campo y el lo devolvió dándole a un niño pequeño en toda la cara, por lo que lo expulsé, pero posteriormente tuvo un enfrentamiento con varios jugadores del equipo local, por eso le cayeron los seis partidos".

De cara al futuro, Muñíz señala que "estoy ilusionado, pero sé que es una categoría muy complicada. Somos 120 árbitros, y solo ascienden dos a Segunda División, o como mucho cuatro si se retira alguno, pero descienden veinte, por lo que no te puedes dormir y tratar de ser lo más justo posible y evitar los errores".

Reconoce que "este ascenso me recompensa todo el trabajo realizado en estos años. Ahora tengo la posibilidad de acudir como cuarto árbitro a partidos de Segunda y Primera División, y ahí aprendes muchas cosas, porque estás con los mejores de la profesión".

Ante la situación laboral señala que "hice la carrera de criminología y la intención era entrar en la Policía Nacional o en la Guardia Civil, pero tras el ascenso decidí esperar a ver lo que sucede, ya que si todo sale bien, también puedes hacer carrera en el arbitraje".

Sobre cuales son sus referentes en el arbitraje afirma que "a nivel nacional me fijo mucho en Gil Manzano y Hernández, que están en Primera División, y a pesar de su edad ya son internacionales. Entre mis compañeros siempre tuve como referentes a Vidal Araujo y Díaz Álvarez que estaban hasta hace poco en Segunda División B".

Entre las anécdotas vividas durante su carrera en el arbitraje, Muñíz recuerda que "ya no es la primera vez que la Guardia Civil me tiene que sacar de un campo de fútbol. Las primeras veces era como auxiliar de banda, pero esta temporada en Barrantes, ya como primer árbitro, tuvo que venir la Guardia Civil, ya que una jugadora de ese equipo me quería pegar. De todos modos, el nivel de corrección de los futbolistas ha mejorado mucho en los últimos años. Ahora lo futbolistas colaboran contigo y te lo ponen más fácil. No es lo mismo arbitrar en Tercera División que hacerlo en Primera o Segunda Autonómica, en Tercera tratan de jugar más al fútbol y cometen muchas menos faltas".