La iglesia de San José de Campolongo se quedó pequeña para dar el último adiós al que fue uno de los referentes del atletismo pontevedrés. José María Muradás, tras toda una vida dedicada a su gran pasión deportiva, recibió ayer sepultura en el cementerio de San Amaro después de un funeral que congregó a decenas de familiares, amigos y allegados.

Representantes del atletismo de la ciudad y del deporte en general acudieron a la despedida del que está considerado un ejemplo de esfuerzo, tesón y éxitos. Muradás, atleta desde los años 60 y entrenador hasta los últimos años del siglo en la Sociedad Gimnástica, también ejerció como preparador físico del Rías Baixas fútbol sala tras abandonar el club en el que pasó la mayor parte de su trayectoria. También ejerció esa misma función en la ACD A Seca.

Muradás entrenó a deportistas con participaciones de ámbito estatal como Gonzalo Méndez, Chus Sanguos, Carlos Ferrer, José Antonio Pardal o López Viñas. Pupilos que más tarde siguieron sus pasos para ejercer también la docencia en el deporte. Representantes de ésa época estuvieron en la ceremonia de ayer, al igual que compañeros de su etapa como deportista en activo. Una última despedida al que muchos han calificado como un "referente" del atletismo pontevedrés tanto en competición como en su labor de formación a otros deportistas de renombre.