Desde gripes veraniegas, pasando por balonazos que afectan a una vértebra y virus viajeros, hasta un percance de tráfico. Las secuelas de un verano accidentado han diezmado al plantel femenino de la UD Ourense a dos semanas del estreno en la Primera Autonómica. "Estamos teniendo realmente mala suerte", lamenta el técnico, Rubén García, tras hacer recuento de las incidencias que le han dejado en pie a una docena, a veces menos, de la veintena de jugadoras que forman el equipo.
Los compromisos laborales también han tenido incidencia en la pretemporada, aunque el colmo del infortunio es para la portera Cris, que volvió a dañarse la misma mano que le impidió acabar la pasada temporada. "Parece que nos ha mirado un gafe. El día que más jugadoras tuve eran 13. Tuvimos que suspender el partido contra el Olivo porque coincidió en el pico de enfermedades", explica el entrenador. "Tenemos buen equipo, pero hay gente que viene del fútbol sala y que, si no juega partidos, no se da acoplado al fútbol y al equipo", añade sobre la imposibilidad de concertar amistosos. "Iremos a la liga a lo que salga, a ver si nos damos recuperado y no nos descolgamos demasiado en las primeras jornadas", advierte Rubén García.