- Sería una decisión complicada después de tantos años.

- Sí que lo fue. Fue una de las decisiones más complicadas que tuve que tomar. Siempre fui de los que supeditaba todo al balonmano. Dejabas todo por ir a entrenar. Éramos todos así. Cuando ya no eres capaz de adquirir ese compromiso es difícil. Asumido eso, es mejor dejar el sitio para que jugadores más jóvenes pueda demostrar lo que valen.

- Es un tópico en estos casos pero ¿con qué se queda de todos estos años?

- Siempre me tomé este deporte como una forma de vida. Hace unos días leía una entrevista al seleccionador nacional en la que decía que buscaba jugadores jóvenes que se tomasen el balonmano como un proyecto de vida. Creo que, cuando éramos jóvenes, teníamos esa ilusión de la que habla. Ahora igual se perdió algo de esa ilusión, por ejemplo a la hora de llegar al primer equipo. A los de mi época nos inculcaron eso muy bien y yo tuve la suerte de llegar. Estoy muy agradecido a los que me dieron la oportunidad de jugar aquí y disfrutar.

- ¿Y la espina clavada?

- Siempre me quedará la espina de no dar ascendido. Si no se consigue este año, creo que lo veremos en breve porque se está trabajando bien. Recuerdo cuando fuimos campeones en 2006. Para mí esa fue la mejor generación de jugadores que vi. A pesar de eso, no fuimos capaces pero creo que llegará. Lalín se lo merece.