La lesión de larga duración de Durán y la incompatiblidad de Iago para compaginar su trabajo con el balonmano, hicieron que el eterno portero del Cisne, Toño Lafuente, fichara por el Lalinense. La derrota frente al Seis do Nadal del pasado sábado fue la primera toma de contacto con su nuevo equipo.
- ¿Qué fue lo que le hizo decidirse por volver al balonmano?
- Viendo balonmano, a los que jugamos tantos años nos pica el gusanillo. Bromeamos Milucho y yo en el Memorial Manuel Luaces con la posibilidad de que les echara una mano, y un día leyendo el FARO DE VIGO vi que Iago no podía jugar por un tema de trabajo y demás, le mandé un WhatsApp en plan coña al técnico, empezamos a hablar en serio y acabé fichando. Antes de aceptar dejamos claras ciertas cosas como que yo vengo a echar una mano, entrenaré algunos días a la semana para intentar sumar lo máximo posible pero siempre dentro de mis limitaciones. Yo cuando dejé al equipo de mi vida, que es el Cisne, lo hago porque la B no es Primera Estatal. La B implica viajes, fines de semana fuera de casa, etcétera. En Primera Estatal juegas todos los sábados cerca de casa, y entrenar un par de días a la semana es un esfuerzo que puedo asumir perfectamente.
- ¿Cómo quiere que sea su aportación al equipo de Milucho?
- Soy consciente de mis limitaciones. Llevo seis meses sin competir, y se me notó el pasado sábado mi falta de minutos. He entrenado tres días, y alguna bola que antes no entraba ahora lo hace porque me falta rodaje. Los que me conocen saben que soy un jugador competitivo al doscientos por cien siempre, y yo estoy aquí para lo que me pida el equipo. Estoy a disposición de Milucho y de las necesidades que tenga ahora un equipo como el Balonmán Lalín.
- ¿Cómo vio a su nuevo equipo en su primera actuación?
- El Lalinense es un equipo muy joven, que tiene a cuatro figuras con algo más de edad, que son Pachi, Porto, Martín y Gustavo. El resto de gente es joven y con ganas. Para mi gusto, falta un poco de kilos en defensa, que son los que perdió Pachi, por cierto (risas). La verdad es que el pobre está en los huesos por culpa de esa bacteria que tiene. Es una pasada. Cuando estábamos juntos en el Cisne siempre estábamos los dos con el mismo peso o parecido. Ahora le saco unos 15 kilos tranquilamente. Ahora en serio, es un equipo joven, pero que lucha con mucha movilidad, y que se encuentra muy cómodo jugando al contragolpe. Yo creo que es un buen conjunto, y me han recibido con los brazos abiertos, que es algo que siempre se agradece en este tipo de circunstancias.
