Victoria balsámica del Calmear Rasoeiro que por fin cuajó un partido serio y con continuidad de juego para imponerse al Seis do Nadal (32-25), en uno de esos duelos directos por evitar el descenso. Lo hizo en un partido en el que, tras unos primeros minutos adversos, los grovenses tomaron el mando con ventajas cómodas, hasta el punto de convertirlo en plácido al avanzar la segunda parte.
Y eso que comenzaron mal los de Quito Parada con problemas para atacar el 5-1 defensivo que proponían los vigueses con mucha presión sobre el central grovense, lo que propició robos de balón y contras que llevaron el marcador de salida a un 1-4 adverso. Pero a poco que el equipo se asentó, le metió pausa a la circulación y Noya -inmenso todo el choque- empezó a aportar desde la portería, las tornas cambiaron. El Rasu, dio un golpe sobre la mesa con un parcial de 6-0 que llevó el electrónico a un 7-4. Los grovenses ya no perderían en adelante la iniciativa y su renta creció hasta un 16-8 al filo del descanso, resultado que maquilló el Seis do Nadal en los últimos instantes para irse 16-10 sobre la bocina.
Los dos equipos no estuvieron lúcidos ante la puerta en el inicio de la segunda parte, momento al que el Seis do Nadal acabó sacándole algo partido al colocarse a 4. Pero no más. El 6-0 defensivo grovense cerró bien al pivote y dedicó el resto de sus esfuerzos en parar a Jacobo Rodríguez, que les estaba haciendo daño desde el exterior (9 goles), mientras que en ataque Moto y Sergio mostraban su efectividad. Así las cosas el juego volvió a su cauce y a las rentas cómodas para el Rasu (22-15 en el 45) ante un Seis do Nadal donde cundía cada vez el desacierto. Ni la defensa adelantada que propusieron los vigueses a partir del 45 invirtió la dinámica en que se había metido el choque y al poco fueron bajando los brazos, momento que aprovechó Quito Parada para mover el banco y dar minutos a todos sus efectivos, en un partido ya sentenciado y que había entrado en una fase blanda de intercambio de goles. Lo cierto es que el Rasu, aún sin cuajar un partido redondo, sí se mostró como un bloque más sólido y, al no abusar de los cambios ataque-defensa, el juego no se resintió, tuvo más continuidad y permitió al equipo subir con rapidez para anotar en segunda oleada.
