Max Hopfgartner también compareció ayer para descubrir sus primeras sensaciones tras su llegada a Cambados. Su lesión en el dedo meñique del pie, que le mantendrá alrededor de un mes sin poder competir, no es óbice para que el jugador austríaco considere que "me siento mejor cada día", pese a que todavía recuerda con desagrado el golpe contra el marco de una puerta de su casa que le produjo la rotura de la falange del dedo.
"En un principio no pensé que estuviese roto. Cuando se confirmó fue una sensación de frustración absoluta. Más aún cuando este es mi primer año de profesional". A ello, Max añadió que el gesto del Xuven de no prescindir de sus servicios "me hizo muy feliz porque el club me demostró que confía en mí".
Acerca de lo que puede aportar al juego del equipo, el ala-pívot de 22 años y 205 centímetros sostiene que "creo que puedo aportar en el tiro, en el rebote y en la defensa, además de mucha energía".
Sobre su vuelta al equipo, Max se muestra muy optimista en el plazo, "dos semanas". Más cauto es su entrenador quien apunta que "lo importante es recuperarse bien. Vamos a ser prudentes y que sean los servicios médicos los que marquen los tiempos".
Acerca de la posibilidad ofrecida por el club de traer a un sustituto temporal que cubra la ausencia del austríaco, Miguel Ángel Hoyo manifestó que "primero vamos a ver las necesidades del equipo entrenando para luego tomar una decisión con más fundamento sobre el tema".
