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baloncesto

"Ganar, ganar y volver a ganar"

Méndez celebra la Euroliga sin olvidar que hace un año había sido destituido en el Schio

Torrens y Méndez se abrazan a la conclusión de la final. // Euroleague Women

La final de la Euroliga femenina ha concluido. Decimoséptima victoria consecutiva de Miguel Méndez, invicto desde que firmó con un Ekaterinburg en crisis en enero. Ha conquistado su primer título continental, que se le escapó con el Rivas en la final de 2012. El general manager del Sopron, rival el domingo y amigo siempre, se le aproxima.

- ¿Te acuerdas de tus sentimientos en febrero del año pasado? Todos sabíamos que acabarías en un sitio así.

"Palabras muy bonitas", reconoce el entrenador vigués. Ha coronado la cima de su profesión. Pero desde la cumbre se observa a sí mismo en febrero de 2017, recién destituido en el Familia Schio, confuso y dolorido. "Y sí que me acuerdo que hace un año estaba en casa a estas alturas, en otras circunstancias. Soy la misma persona que entonces, ni mejor ni peor. Gracias a mi familia y la gente con la que trabajo tengo los pies en el suelo. Sé que hay que disfrutar de este momento".

La carrera de Méndez se define por el éxito. Ha ganado títulos nacionales con Celta, Rivas y Schío, además de metales cuando dirigía la selección española sub 18. Pero él, antes que responsable, se siente agradecido. "Estoy muy feliz por esta oportunidad. No es normal llegar a este equipo después de un cese", valora y recorre de un vistazo su palmarés: "No es fácil. Siempre compites con otras plantillas parecidas a la tuya. Pero para ganar, primero, tienes que tener potencial humano y he tenido mucha suerte en todos los clubes en los que he estado".

El Ekaterinburg presenta, con todo, los matices propios de un proyecto lujoso, de élite exclusiva. "Tengo a varias de las mejores jugadoras del mundo. El trabajo era gestionar todo esto y hacer de la mejor plantilla el mejor equipo posible. Hemos conseguido repartir mucho los puntos, las responsabilidades, el juego? La MVP del campeonato ha sido una belga (Emma Meesseman), no una de las estrellas americanas. Compartir el balón forma parte de mi filosofía".

Así que, acostumbrado a exprimir proyectos más familiares, el reto de Méndez era la perfección. "Esa es la presión. En la final pesó bastante. Nuestros porcentajes fueron muy inferiores a los que normalmente hacemos. Sacamos el partido a base de defensa, de estar juntos, concentrados. Pero volvemos a hacer cerca de 30 asistencias, que es una burrada para un equipo con tantas individualidades. En un club con tanta exigencia hay que ser grupo, familia. En eso es igual aunque entrenes a superestrellas que cobran un pastón. Trato de transmitirlo porque es lo que he mamado, lo que me han enseñado".

Y esa voluntad individual y colectiva de perseguir la excelencia no se agota con la Euroliga. El viernes el Ekaterinburg inicia el play off final de la liga rusa contra el Dinamo de Kurk, precisamente campeón europeo en 2017. "La sensación es de no pararse, de volver a intentarlo, hacer el mejor baloncesto que se pueda y ganar y volver a ganar, como decía Luis Aragonés", resume Méndez. "Ese es siempre el objetivo, volver a alcanzar el máximo que podamos cada vez. El reto es mantener la mente fría, seguir teniendo hambre y meter a las jugadoras en la dinámica de que no es suficiente".

Méndez se ha encontrado en la plantilla rusa a una aliada especial, Alba Torrens. Hoy, estrella planetaria; de 2006 a 2009, una adolescente a sus órdenes en el Celta. "Fue muy emotivo poder vivir esto juntos", confirma el técnico. "Tenía algún problema físico del que no queríamos ni queremos dar información. Es su cuarta Euroliga y ella me decía que era la más especial". Por primera vez, además, su esposa, hijos y ahijados pudieron disfrutar de la fiesta en vivo y en directo, en la cancha húngara: "Tener a los niños en la pista y estar de fiesta con ellos ha sido mágico".

Además de trofeos en las vitrinas, Méndez ha sembrado devoción y respeto allí donde ha ido. Ahora recoge la cosecha en forma de felicitaciones. "Tenía seiscientos o setecientos mensajes de Whatsapp, no se cuántos en todas las redes sociales, periodistas de Italia, entrenadores, presidentes... Recibí un mensaje muy cariñoso de nuestro alcalde".

En el Celta es, claro, una figura capital. Pelayo Suárez, psicólogo en el cuerpo técnico de Cristina Cantero, fue uno de los amigos a los que invitó a Sopron. Se lleva de vuelta en la maleta los mejores deseos de Méndez para la fase de ascenso a la Liga 1. "La fase es siempre muy tensa. Cristina y su cuerpo técnico tienen experiencia. Seguro que lo harán bien. Si luego tienen la suerte necesaria, el baloncesto de élite femenino volverá a Vigo", anhela.

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