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Un juguete en manos de Messi

El plan de Berizzo, similar al que funcionó ante el Shakhtar, saltó por los aires desde el primer momento y los intentos de frenar la hemorragia resultaron inútiles ante la gran versión del Barça

Jonny trata de frenar el avance de Messi. // Efe

Hay días en los que Messi se vuelve humano, en que parece desganado, baja los hombros y hace creer a los demás la ilusión absurda de que es un futbolista de tantos. Pero otras tardes salta al campo un extraterrestre que zarandea a los rivales hasta convertirles en malos actores de una obra teatral en la que él es el indiscutible protagonista. Esa sensación de impotencia la experimentó ayer el Celta, aplastado por el mejor Barcelona que se ha visto en los últimos meses, sometido por el mejor jugador del mundo que hizo trizas el plan con el que Berizzo irrumpió en el Camp Nou. Una idea similar a la que triunfó en Járkov ante el Shakhtar, pero que ayer despedazó el genio de Messi con la inestimable ayuda de Neymar. El Celta, sin respuesta, solo pudo sacar el paraguas y resistir aquella catarata de creatividad.

neymar-roncaglia

Berizzo quiso repetir el sistema de hace unas semanas ante el Shakhtar con Hugo Mallo en el centro del campo, liberando a Iago Aspas de trabajo defensivo y dando más consistencia al medio del campo. Esa decisión obligaba a correr un considerable riesgo: Roncaglia se quedaría mano a mano con Neymar. El brasileño, liberado de esa tortura que para él siempre ha sido Mallo, se sintió animado y destrozó al defensa argentino en sus primeros enfrentamientos. En esas tres primeras jugadas Berizzo comprendió que el planteamiento le llevaba a la ruina. Buscó un tapón para Neymar y lo que hizo fue desatar una tormenta contra su propio área.

Mallo cambia de posición

Mallo regresó al lateral para jugar con una defensa de cinco y sujetar a Neymar. El brasileño, que siguió encendido, ya no tuvo el papel protagonista de los primeros minutos, pero al despoblar el medio del campo el Barcelona encontró con facilidad los caminos que llevaban a Messi. Una tragedia para los intereses del Celta. El argentino, bien aleccionado por Luis Enrique, sacaba de posición a su marcador y a partir de ahí su habilidad le permitía generar inmensos espacios por los que culebreaba y desplegaba su infinito ingenio. Nunca ajustó la presión el Celta -su gran virtud cuando ha ganado al Barcelona en las últimas temporadas- ni cortó la alimentación al 10.

una hemorragia

El Celta dejó de presionar e hizo lo que no sabe, resistir en su campo con un medio del campo que resultaba transparente. Wass y Radoja, abandonados tras el cambio de sistema, eran incapaces de tapar las vías de pase que llevaban a Messi o Neymar. Con tiempo, espacio y un sorprendente estado de euforia el Barcelona jugó a placer el partido para ir acumulando situaciones de gol en el área de Sergio. Los goles eran cuestión de tiempo y empezaron a caer de forma imparable. Los intentos de solución de Berizzo resultaron inútiles. El Barcelona estaba enchufado y Luis Enrique, cansado de darse bofetadas contra el Celta, había trabajado bien el partido para sacarse de encima la presión de los vigueses.

aspas

En un día nulo desde el punto de vista del Celta hay que rescatar los intentos de Iago Aspas de sacar algo provechoso de un partido que estaba imposible y en el que la intrascendencia de los futbolistas del equipo vigués fue general. Con el partido resuelto y casi de la nada el delantero moañés se sacó tres ocasiones de gol que envió al limbo. Hay días en los que es mejor no levantarse de la cama. Ayer fue uno de ellos. Pero siempre se agradece la búsqueda, a veces desesperada, que protagonizó Iago Aspas.

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