Roi Rodríguez regresó del Campeonato de Europa sub 23 con una medalla de oro en K-1 1.000 metros y un quinto puesto en K-1 500, un lugar que también le supuso una "victoria moral". El palista del Kayak Tudense logró su primera medalla internacional después de realizar un gran esfuerzo. Disputó siete regatas en cuatro días. A ello se debe unir el desgaste físico de viajar hasta Manes en Yvelines, una localidad cercana a París, en coche. Más de 3.000 kilómetros entre la ida y el regreso. "Cansado, muy cansado, pero contento, muy contento", afirmó a su llegada a Tui. Allí le esperaban sus compañeros del Kayak Tudense y sus entrenadores. Llegó con sus padres, que fueron los que le llevaron en su vehículo. El deportista reconoció que "llegué cansado y me fui agotado de la competición. No contaba con ganar el oro. Fue una sorpresa. Me sentí fuerte en la prueba de mil metros y después acusé el esfuerzo en la de quinientos. Pero el resultado final fue mejor de lo esperado. Confiaba estar en la regata decisiva, pero no en tan buenos lugares".

La prueba de mil metros resultó espectacular. Señaló que "salí bien y después dosifiqué el esfuerzo. Me superaron dos rivales, pero en el tramo final apreté mucho y pude ganarles por un escaso margen". Es un guión que no pudo repetir en los quinientos metros. "Me quedé muy cerca de las medallas por muy escaso margen. Me fallaron las fuerzas al final", reconoce.