Marina San José, actriz con arte en las venas ya desde muy cría. Recientemente fue nominada por sus compañeros, la Unión de Actores, para optar a mejor actriz revelación, algo, la nominación en sí, que ya le produjo gran satisfacción por venir de donde viene, de sus colegas de la escena. Finalmente no se llevó el premio por su papel en "De chica a chica", pero fue motivo suficiente para sentirse feliz en su debut en el cine, aunque hizo otra película que no llegó a concluirse, de ésas que quedan aparcadas por problemas financieros y no suelen volver. La hija de Víctor Manuel y Ana Belén repasa su carrera, que en el cine aún es corta, pero ya muy intensa en teatro y televisión. Reflexiona sobre los distintos medios de la escena y ve un mundo de diferencias entre TV y teatro, aunque, matiza, al final "somos actores y estamos para lo que nos echen".

-Una nominación siempre gusta y si viene de los compañeros ya es todo un halago.

-Sí, es muy gratificante que los propios compañeros te reconozcan y encima te nominen para un papel de actriz revelación. Además es mi primera película, "De chica a chica". Hice una en noviembre que se paró.

-¿Por qué se paró?

-Los temas del dinero y esas cosas. Así que no creo que salga adelante.

-¿El teatro resulta más atractivo?

-Es con lo que siempre he trabajado y con lo que empecé en la interpretación, y sí, me gusta especialmente.

-¿Tiene Marina San José guardado en su memoria algún momento especial en las tablas?

-Normalmente, cuando ya estrenas cualquier función tiene sus momentos. Tras uno o dos meses ensayando es muy especial ese instante en que terminas, que acabas la primera función. Ahí es cuando ves si ha gustado o no. Ése es el momento clave.

-¿Cada función es un mundo?

-Cada una tiene espectadores distintos y cada uno reacciona de manera diferente. Por ejemplo, en la comedia la reacción del público es muy importante. En la función tienes que estar muy pendiente de ellos. Si se ríen o no se ríen cuando lo esperas por si tienes que ir más rápido o hacer algo distinto.

-¿Y eso, el público distinto, se nota desde las tablas?

-Se nota. Tenemos que estar con los cinco sentidos puestos para reaccionar. A lo mejor no se ríen donde se tienen que reír y entonces lo que hay que hacer es meter más caña.

-¿Cuál es su obra favorita de entre las que ha interpretado?

-Todas las que hice tienen algo, pero tengo una visión especial con una de las últimas que he hecho, "Hermanas". Porque la gente con la que trabajé es maravillosa, los Larrañaga, que son muy buena gente, y, además, estuve muy a gusto en la parte profesional.

-Una clásica: ¿es más difícil hacer reír que llorar?

-No sabría decir. Son difíciles las dos cosas.

-Pasemos a la televisión, ¿es otro mundo o, al final, se trata de actuar?

-Es muy diferente del teatro. Nada que ver. En el teatro sigues una lógica, empiezas por el principio y acabas la obra. En la tele grabas y a lo mejor acabas de conocer a tu marido y al día siguiente estás teniendo un hijo con él. Va todo muy rápido.

-Pero es un medio muy interesante para las gentes que vienen del teatro.

-Somos actores. Estamos para lo que nos echen.

-¿Y Víctor Manuel y Ana Belén son críticos, dan consejos, qué dicen?

-Son críticos cuando tienen que serlo, pero no mucho.