La calle Constitución acogió ayer el ganado de la Feria Tradicional de Os Remedios de Ponteareas. Las vacas, las cabras y los caballos volvieron a estar presentes, pero en esta ocasión solo para su exhibición.

En los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, el ganado era el atractivo principal de las ferias del 14 en Ponteareas, y especialmente de la Feria de Os Remedios, cada 8 de septiembre. Entonces era objeto de compra y venta.

En la Feria Tradicional, que este año llegó a su edición número X, el Concello pretende regresar al pasado y mostrar a los más jóvenes como eran aquellos momentos y hacer recordar a la vez.

Las calles Oriente y Esperanza de Ponteareas, que ocupaban la feria otros años, fueron ampliadas por la Plaza de la Iglesia y la propia Constitución. Los comerciantes acudieron con trajes de la época y se presentaron oficios tradicionales y ganado gallego para rendir homenaje a aquellos tiempos.

Las noticias de la zona se daban a conocer también en el mercado al reencontrarse tras un año los vecinos de la comarca, "Ponteareas nació en el siglo XV cuando se le concedió la celebración de la feria ya que los vecinos de alrededores se acercaban aquí para sus compras", comenta Ilda, de la Centro de Recuperación de Cultura Popular, "Ponteareas es comercial y el homenaje a esta feria es un homenaje a nuestro origen", añade.

Este año se montaron en la feria unos 50 puestos, con carta de artesanía acreditativa, muchos de ellos pusieron a la venta sus productos ataviados con la vestimenta de la época y acompañados por aquellos que hicieron demostraciones en directo de los oficios tradicionales como pedreros, talladores de cristal, cesteros, costureros, artesanos de instrumentos musicales o cereros. Personajes cotidianos de la época animaron el ambiente con pequeñas representaciones espontáneas de situaciones de entonces .

De los puestos destacan veinte destinados a productos agrícolas y ecológicos, muy visitados en esta ocasión.

Entre los asistentes de este año estuvieron también los fiadores de la lana de Castro laboreiro de Portugal, uno de los pocos lugares donde se conserva esta tradición popular de principios del siglo XX.