Hace ya cuatro años que la avispa asiática llegó al Val Miñor y promete quedarse. Por mucho tiempo, según vaticinan los apicultores de la comarca. Su lucha contra el avance de la plaga se ha intensificado progresivamente desde que fue localizado el primer nido en Sabarís en 2012, pero parece que los diversos métodos empleados para erradicarla no acaban de funcionar. La vespa velutina -nombre científico del insecto devorador de abejas- se impone en la guerra y su proliferación asusta a los productores de miel, en torno a medio centenar en los municipios de Baiona, Nigrán y Gondomar. "O repunte é terrible", recalca José Ramón Suárez Estévez, delegado de la Asociación Galega de Apicultores (AGA) en la zona.

Sus datos lo confirman. Los propietarios de colmenas integrados en el colectivo autonómico, una docena, han capturado más de 4.000 avispas asiáticas desde marzo, casi el triple de las aproximadamente 1.500 cazadas la anterior primavera. La mayoría son reinas. Es en esta estación cuando abandonan la hibernación, fecundadas desde el otoño, e inician el proceso para crear nuevos avisperos. Por eso los estudios recomiendan actuar en este momento del año para frenar la proliferación de enjambres durante el verano. Las fundadoras fabrican ahora los nidos primarios, donde crían las larvas de obreras que van saliendo escalonadamente para trabajar en los secundarios, los que se asientan en las alturas durante el período estival con tamaños que suelen superar los 50 centímetros de diámetro y obligan a coordinar complicados operativos de retirada por parte de personal especializado con escaleras o grúas. Los citados nidos primarios o previos apenas superan los 6 centímetros y suelen ubicarse más cerca del suelo, en lugares ocultos. Pero este año han aparecido ya decenas de ellos. "Se atopamos tantos en lugares próximos ás vivendas, en xardíns ou galpóns, podemos imaxinar que no monte hai moitísimos", advierte Suárez.

Es pronto para conocer por cuánto se multiplicarán los ejemplares de avispa asiática. "Hai que esperar a xullo a ver os nidos que saen", explica el apicultor. Pero a juzgar por las señales del número de reinas y nidos primarios destruidos, argumenta, la cifra se habrá disparado. A estos indicadores se suma la escasa mortandad de ejemplares del año pasado. El frío del invierno suele acabar con ellas, pero las altas temperaturas del último las han dejado vivir. "Outros anos sobrevivían un 30% máis ou menos e neste cremos que o fixeron en torno ao 80 ou 90%", destaca.

Suárez se muestra pesimista después de registrar sus colmenas una caída de la producción de un tercio en la pasada temporada. "Este ano non sei o mel que sacaremos, pero será menos seguro", afirma.

Los datos de Alfonso Vázquez, concejal de Sanidade de Nigrán, también apicultor, son similares. El Concello nigranense ha colocado 54 trampas en su territorio en febrero. En ellos han caído desde entonces unas 3.000 reinas y en el municipio han sido hallados siete nidos primarios. El edil prefiere pensar en buenos resultados tras la intervención. "Eu penso que non haberá tantas avispas este verán. Collimos moitas raíñas", dice. Eso sí, sus colmenas registran una rebaja de un 70% en la producción, que achaca no solo a la velutina, sino también a las lluvias que han interrumpido la floración del eucalipto.