Las Hermanas Franciscanas Hospitaleiras de la Inmaculada Concepción de Tui están de enhorabuena. Este año se cumple el centenario de su llegada a la ciudad fronteriza y el próximo día 21, a las 11.30 horas, será beatificada su fundadora, la Madre María Clara del Niño Jesús. La misa estará presidida por el cardenal patriarca de Lisboa, José da Cruz Policarpo y concelebrará el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, junto con otros obispos y sacerdotes.

Desde Tui se prepara un viaje para participar en este acto, dados los vínculos de amistad que unen a la población con esta orden religiosa que dirige la residencia Paz y Bien, casa madre de la Congregación situada en el antiguo barrio de la Sarabia. La salida desde Tui se realizará el próximo día 20, a las 16.30 horas, para viajar hasta Fátima (Leiría), donde se cenará y dormirá en hoteles contratados. El sábado 21, a las 8.00 horas se viajará a Lisboa para asistir a la misa solemne de beatificación en el estadio de Restelo. El programa prosigue con almuerzo en el parque Eduardo VII, visita a Lisboa y regreso a Fátima, donde el domingo participarán en la Misa Internacional del Peregrino. Realizarán visitas a diversos lugares, antes de viajar de regreso a Tui.

La vida de Madre María Clara es un ejemplo de servicio a los demás. El proceso para su beatificación ha superado la fase preliminar, donde se analizaron los indicios de santidad; se realizó la fase de instrucción con recogida de datos, así como el estudio y análisis de las pruebas y demostración del milagro logrado por su intercesión. Sobre ello, en su día se daba a conocer el caso de Georgina Troncoso Monteagudo, de Baiona, curada milagrosamente de una gangrena.

Los primeros datos sobre la vida de las "Hospitaleiras" en Tui, facilitados en su día por el fallecido Leopoldo Pazo Freiría, las sitúa en su vivienda de la calle Martínez Padín 43, donde residieron desde 1911 a 1919. En una de las habitaciones del primer piso instalaron una capilla donde se celebraba la misa y los domingos se abría al público. Después, en la rúa Cuenca, detrás de la catedral, acomodaron a las hermanas enfermas y ancianas. El entonces obispo Valeriano Menéndez Conde no las acogió al no acreditarse como "religiosas", sino como señoras perseguidas". Por intermediación de franciscanos portugueses, abrieron un colegio en Baiona, después otro en O Porriño. En la rúa Martínez Padín 43 acogieron a niños llegados de colegios portugueses que habían cerrado. A esas casas se sumarían la del noviciado, en la rúa San Telmo y en la Sarabia, que reconocieron como casa madre de la Congregación y en la que siguen.