A sus tres décadas, el Pegaso PO-7977-L regresa a Ponteareas tras someterse a una reparación exhaustiva para seguir ejerciendo como segundo camión de emergencias en el Servicio Municipal de Bomberos.

Aunque ya lleva un tiempo aparcado en el garaje, aún huele a recién pintado tras ser puesto a punto en un taller de la localidad, en la parroquia de Prado. "Por así decirlo, lo desnudaron por completo" afirmó el edil de Seguridad, Juan Carlos González Carrera, para explicar que la chapa ahora es de acero inoxidable para que no se dañe.

Con la intención de conservar su diseño original, no se le han colocado las persianas laterales que llevan los camiones fabricados hoy en día, sino que se han conservado las cajoneras. "Teníamos constancia de que sólo quedaba media docena de estos camiones en toda España, por eso hemos querido conservar como era por su valor para el municipio", apuntó el edil.

En el interior se ha renovado el tapizado de los asientos, que antes de pasar por "quirófano", carecían hasta de espuma. Lo que no se le ha podido instalar aún es la dirección asistida que facilite los giros de su enorme volante. Los chóferes ponteareanos tienen que hacer uso de su musculatura para moverlo con agilidad. "Estamos en contacto con una empresa para ver si conseguimos ponerle la dirección asistida de algún otro camión en desuso", explica Carrera.

Entre las cualidades del viejo Pegaso está la capacidad de su tanque de agua; cuenta con 4.500 litros, mientras que el de primera intervención alberga un depósito de agua de 1.500 litros. "Se construyen con menos capacidad para hacerlos más ligeros y que puedan llegar más rápido a las emergencias", explica el concejal de Seguridad.

Además, al ser más alto que el camión más nuevo resulta especialmente útil para intervenciones en zonas de monte. De todos modos, la función del Pegaso y de su vehículo compañero es el ámbito urbano del municipio de Ponteareas. "Aunque si el fuego está próximo a las casas o nos pide ayuda un municipio vecino también acudimos", apunta Carrera.

Otro de los atractivos de este treinteañero con ruedas es su bomba de trabajo, cuya potencia de impulsión es difícilmente igualable por un camión actual.