Enamorados de un pueblo y sin poder dejarlo a un lado. La familia Allen-Perkins acumula ya 85 años de visita a Baiona. Hasta cinco generaciones han quedado prendidas desde 1925, cuando Carlos se dejaba aconsejar por un amigo que le había asegurado que debía dejarse caer por un pueblo marinero de enorme encanto. Así es como describió ayer José Leal la primera toma de contacto del iniciador de este tradicional viaje familiar desde Madrid hasta la real villa.

No se puede decir que la estancias veraniegas de su abuelo materno se basasen sólo en el placer y el descanso. Carlos Allen-Perkins organizó varias representaciones teatrales, cuya recaudación financió, en parte, la construcción de la Virgen de la Roca. La contribución de los parientes de José Leal, que ejerció de portavoz en el homenaje del Concello a los Allen-Perkins, también se extiende a su abuelo paterno. El también llamado José fue alcalde del municipio durante dos años, en 1914 y 1915. Su nieto lo conoció, junto a sus hermanos, al acabar la Guerra Civil, en 1939, cuando el propio pisó por primera vez Baiona. Tenía sólo 2 años. Desde entonces ha procurado no faltar a su cita con el municipio miñorano que le mostraría, por primera vez, la grandeza de un mar que desconocía. Sólo su faceta como deportista olímpico le privó en alguna ocasión de la villa.

Esta familia de madrileños destaca también por el número de miembros que secundan las visitas, puesto que han superado este año las 104 personas, que han coincidido, desde el mayor con 77 años hasta la benjamina de dos meses, en la primera decena de este mes. Aún no estando todos ya, el salón de plenos del consistorio se quedó pequeño para recibir a la tercera, cuarta y quinta generación. Los Allen-Perkins han sido testigos de la evolución del municipio durante todos estos años. Ellos fueron de los primeros turistas que llegaron, cuando todavía no se había desarrollado el sector que ahora triunfa. Viajes en botes hasta la playa Barbeira, el balneario de la Concheira, las chocolatadas en la Roca…, son algunos de los episodios recordados por José de aquellos tiempos.

Para explicar esa fuerte conexión de estos madrileños con Baiona José lo achaca al carácter de los vecinos. El paisaje es el detonante que haya hecho que, incluso, prefieran sus hijos que los nietos nazcan aquí, como Claudia y Laura.