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Escambullado no abisal

Sujetos y complementos

Sujetos y complementos

"El Celta saldrá con los de Mánchester", titula el Diario As, repentinamente interesado en las alineaciones de Berizzo: "Después de tres partidos reservando jugadores...", contextualizan en el antetítulo. Los puntos suspensivos son cobardes en periodismo. El Diario As se arroga la primicia de lo que insinúa a la vez que descarga en el lector la responsabilidad de interpretarlo. Todo cabe en lo que no se escribe. ¿Primas? ¿Antimadridismo? Eso sostenemos. ¿Rotación lógica tras la eliminación europea? Nunca quisimos ir más allá. La inteligencia del cliente, que debiera cobrar más que pagar por el ejemplar, completa el puzle.

La portada de un periódico deportivo puede retratar a un país con mayor precisión que el más sesudo tratado. En el fondo, As denuncia que el Celta intente cumplir con su obligación profesional. Aquello que en otras ligas se da por supuesto, y en todo caso se elogia, resulta sospechoso en España. Mañana podríamos leer a cinco columnas: "Un político adjudicó una obra sin cobrar comisión"; "un empresario pagó un sueldo digno a sus empleados"; "un trabajador cumplió escrupulosamente con su horario". Una sociedad está enferma si cree necesario debatir sobre lo honesto, aquello que debiera tener incrustado en el tuétano de su carácter y que ni siquiera es meritorio. La ideología política o el estilo futbolístico deben sustentarse sobre una ética esencial.

Esa miseria moral nos corrompe a todos. No solo a los grandes clubes o a los grandes cargos. Entre los equipos vascos se asume que dejan ganar al más necesitado. El Sporting y el Racing supuestamente se beneficiaban del "pacto de Llanes". A algunos celtistas les pareció mal que el Dépor se esforzase en ganar el derbi de 2004. No importa que estos tratos tengan una efectividad real, sino que los asumimos como naturales y nos quejamos si no se cumplen. Es la gestión burocrática que alguien cercano te facilita, el pequeño pago sin factura, ese cotidiano trajín de favores. Pequeños actos de apariencia ingenua, incluso generosa, pero siempre con víctimas al fondo: el que no tiene amigos bien situados, el que no transige, el que se atiene a las normas.

Pero es cierto que en el entorno madridista, como en el azulgrana -el 'caso Nolito'-, late además esa soberbia de negarles a los demás una existencia autónoma. El Celta, o sea, es un rival de relleno, útil como complemento pero nunca imprescindible como sujeto, fácilmente reemplazable, desprovisto de personalidad. Real Madrid y Barcelona se sienten completos en sí mismos, en su dualidad. Los demás equipos son productos de granja; como en las fantasías distópicas, cuerpos en los que se almacenan los organos que tal vez algún día uno necesite transplantarse. Así que Berizzo decidirá en función del Real Madrid y el Barça, de su odio o su amor, desde ellos, para ellos, contra ellos. Nunca desde su propia perspectiva.

Nuestro país se contiene en su fútbol. No es siquiera su exageración, sino su resumen: la carencia de un proyecto común, el cainismo, la pasión gruesa, el desprecio por el otro, el castigo a la disidencia... Inda dice "razones" en vez de "euros" cuando habla de primas por consejo legal, para ahorrarse demandas ya que carece de pruebas. La razón, empleada como trampa. Lo recto, denunciado en las portadas: "El Celta saldrá con los de Mánchester". Eso es España.

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