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El instante del portero y el instante del ariete

La parada de Sergio a Borges y la acción del gol proporcionan la victoria a un Celta impreciso por culpa de la fatiga

Hugo Mallo ejecuta un pase en presencia de Fayçal Fajr. // R. Grobas

Dos instantes iluminan al Celta: la parada de Sergio a Borges en la oportunidad más clara del partido y el gol cocinado entre Wass, Beauvue y Iago Aspas. Fuera de esto, brega, orgullo, ceguera e imprecisiones. La fatiga física y mental deterioró la dinámica celeste, en una de sus peores actuaciones de la temporada en cuanto a continuidad del juego. Ningún jugador fue capaz de tomar las decisiones adecuadas, ni siquiera con tiempo y espacio. Fueron errores no forzados, sin exigencia por parte de un Deportivo reservón. Pepe Mel había planteado un partido en dos fases: una de desgaste y otra de avalancha. Pero el gol de Aspas le rompió el diseño y la columna a un conjunto local que no supo digerir el disgusto.

trimestre mágico

El Celta sonreirá durante el descanso, que necesita para oxigenarse. Ningún equipo ha disputado tantos encuentros como el vigués desde el cambio de año. Al menos, aquellos que no han sido convocados por sus selecciones podrán refrescar las piernas. Concluye un trimestre mágico, con tan solo el disgusto de Mendizorroza y los lógicos altibajos ligueros.

técnico de leyenda

Cualidades y defectos están íntimamente ligados en el fútbol. Eduardo Berizzo entiende perfectamente las fisuras de su modelo, que requiere lozanía física en su ejecución, que el Celta ayer no tenía. Pero ni así reniega de sus principios porque quizás una renuncia, aunque puntual, afectaría a la fe que el grupo tiene en el ideario que les propone. Berizzo no ordenó el repliegue para tapar el sofoco. No quiso guarecer a sus jugadores en una zona coyuntural. Envió a los suyos a por la garganta del adversario como siempre. Aunque le saliese mal, porque la asfixia impidó cualquier tipo de fase combinativa, la victoria premia su ideario. Berizzo suma dos victorias en Riazor, igual que Fernando Vázquez. Como Vázquez, ha ganado en el Bernabéu. Le suma además una victoria histórica en el Camp Nou. Y tantos momentos de felicidad que el celtismo podrá relatar alrededor de la hoguera. Es ya un técnico de leyenda por el qué y el cómo.

La madurez de aspas

La convocatoria con España premia y castiga a Iago Aspas, uno de los que más se merecía el relax. El moañés lleva ya varias semanas en un tono gris. Durante muchos meses no cometió una sola equivocación dentro de la cancha. Era frecuente y certero en sus intervenciones. Pero el desgaste le ha ido mermando. Ayer le costó irrumpir en el juego. Su madurez se prueba en cómo aguantó el castigo de Luisinho sin desesperarse, aguardando su destello. Todo en el gol tiene mérito: el cambio de Wass, el centro de un Beauvue excelente a un toque y el desmarque de Aspas. El mago de Moaña está escribiendo una historia perfecta. Esta temporada ha cubierto incluso aquella carencia en su mito: ser protagonista en los derbis. Le falta, si acaso, marcar el gol que proporcione el primer título al club.

la redención de sergio

La colección de relatos bellos se completa con Sergio Álvarez, su caída y redención. Criticado en exceso por un sector más allá de sus fallos, con su categoría puesta en cuestión, ha renacido cuando más improbable resultaba. El catoirense, acostumbrado a la maldición bíblica del sudor, no se dejó tentar por la autocompasión. Ha vuelto a escalar la montaña. Incluso sus detractores debieran reconocerle este mérito. Y se ha revelado además como un arquero de partidos grandes. La confianza, además, le ha soltado las amarras y le permite dominar mejor el área.

sin pases interiores

Un Celta más fresco hubiera aprovechado mejor que el dispositivo defensivo del Deportivo mostraba bastantes huecos. Pero al equipo, sin Fontás ni Marcelo Díaz, le cuesta iniciar la construcción con claridad y sobre todo encontrar los pasillos interiores. Nadie era capaz de romper las líneas blanquiazules con pases de rango medio. El Celta necesita atraer al rival hacia dentro para herir por fuera. Esta vez la floja producción ofensiva de Bongonda es responsabilidad de sus compañeros, incapaces de situarlo en el mano a mano contra Juanfran.

derbi de hiel

Concluye la "luna de Mel" en A Coruña. El balance del técnico sigue siendo excelente. En cinco partidos ha disipado el temor al descenso. Pero quizás debe asumir ciertos reproches a su planteamiento. El Deportivo aguardó a un Celta visiblemente exhausto. Las escasas ocasiones locales, como la de Borges, fueron más regalos gratuitos que recuperaciones bien trabajadas. Seguramente Mel quería contener a los célticos hasta colmar su agotamiento y entonces golpear con Andone, Çolak y Gil. De hecho, ya había introducido a Gil y Andone; estaba dando las últimas instrucciones a Çolak cuando el gol céltico quebró su cronograma. El Deportivo no tuvo otro recurso que el balón colgado. El Celta leyó bien la situación. Mantuvo alta su presión, entretuvo el balón en la medida de lo posible y robó segundos al reloj.

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