A pesar de algunas buenas noticias, los pueblos costeros de la ría de Arousa no son capaces de transformarse en un área turística, que más lejos de nuestras fronteras impresione y gane premios.

Aún falta mucho trabajo, primero se tendrán que retirar los restos incandescentes de la miseria y subordinación a la que estamos sometidos.

El tejido turístico de la comarca estará más completo cuando se reciba un gran impulso sobre el turismo residencial para poder competir con otras regiones.

Lo que tendría que desaparecer como un dolor de muelas es la molesta presencia de la fragmentación administrativa, pues esta es el gran enemigo de la comarca. Es un enemigo que no viene de fuera, pero que se encuentra profundamente arraigado en nuestras propias filas y es adicto a los pensamientos del campanario y que solamente se preocupa de su propia acera en lugar del conjunto de la comarca.

Este enemigo aún no ha sido derrotado y tardará en serlo, pues lo notamos en el anticlima que existecuando se quiere discutir sobre alguna fusión o colaboración.

Para conseguir ser una potencia turística necesitamos más colaboración y presentarnos como un gobierno económicamente único.