El cambio climático debe estar afectando las mentes de algunos mandatarios y sus votantes. En Corea del Norte, donde no se vota, un señor amenaza con lanzar misiles Hwasong a Alaska, Los Ángeles, o Washington.

Menos mal que Trump es archiconocido por su paciencia y antibelicismo. El muro de México sigue siendo su sueño y las ovejas lo saltan mientras se duerme en la Casa Blanca.

Aquí en Europa nos da por invadir aceras en hora punta como chiflados aficionados al rally mortal.

En Argentina le da por perder vidas y submarinos. En África dimite Mugabe. Y no sigo hacia el Este porque Siria es un tema más complicado.

Conclusión, el cambio climático calienta los cerebros. También los de los votantes que aúpan a tales figuras.