En esas largas estrofas de agua que día a día, comunicado a comunicado, va tejiendo Puigdemont y Cía, donde un día te dice una cosa y luego la contraria se está llegando ya al final. Ya queda poco. Por mucho que se intente alargar o posponer con dilaciones más o menos pintorescas y chulescas, lo que tiene que ser ha de ser y si puede ser, sin más dilaciones. Por favor. Que ya nos empezamos a cansar de tanta Cataluña, de tanto mear territorio que ya más parece taberna de borrachos o porquería de criar cerdos. Y no lo que es o debiera de serlo.

Por una vez seamos serios. O al menos intentémoslo: ¿Cuánta gente, con menos pruebas e indicios está actualmente cumpliendo condena? ¿A qué se está esperando? ¿Qué prueba más falta para meterlos en la cárcel? ¿No son ya más que válidas y suficientes las que hicieron y continúan haciendo? ¿A quién le asiste la razón, el derecho o la justicia? ¿Qué o cuántos testigos validan su proceder? De siempre dicen los abogados que los testigos falsos son los mejores; ¿los Piqué o Guardiolas, quienes continuamente se están luciendo y nos deslumbran con sus conocimientos de derecho constitucional? ¿Nuestros partidos políticos -los de siempre, los buenosH están a lo que están, o miran para otro lado tratando de cazar votos en momento tan delicado?

Reitero; seamos serios o al menos intentemos ser de una vez por lo menos españoles. Y pensemos con sentidiño o seny, que parece que uno y otro nos faltan cada vez más. Y aún que están en ello, todavía no han encontrado las pastillas adecuadas para seguir manteniéndolo.