Hace unos días una amiga vivió un momento que ninguna mujer tiene que sufrir. Un hombre por su condición de ser hombre decidió que podía aprovecharse de la situación de un tren abarrotado para restregarse contra ella. Al notar que alguien se aprovechaba de su "vulnerabilidad" de ser mujer, ella se cambió de lugar en el vagón mientras que el hombre la siguió y continuó a lo suyo, a su propio disfrute. La reacción de la gente en el tren fue de indiferencia, miradas en las que podía leerse "te está bien", incluso risas por parte de algunas jóvenes, sin que nadie, nadie en el abarrotado tren, hiciera algo para evitar aquella situación.

Queda mucho por hacer mientras que una mujer tenga que vivir situaciones como esta; bien sea en un transporte público, en su puesto de trabajo o incluso en su propia casa. No es posible que en pleno S.XXI tengamos que temer cada vez que pisemos la calle frente a desconocidos, o en casa con conocidos. Tenemos derechos, emociones y sentimientos, y nadie puede creer que por el hecho de que seamos mujeres, tienen derecho a algo con/para nosotras. Aún hay muchas personas que creen que el feminismo busca la superioridad de la mujer sobre el hombre. Es momento de que nos enteremos de que el feminismo busca la igualdad de género en todas las situaciones de la vida, tanto personales como profesionales.