En el Barroco se genera la idea de que vivir no es solo permanecer en la existencia con un carácter limitante y declinado. Cabe entregarse al mérito y la gloria. Una de las vías es la ascesis como sucede en los dramas de Calderón. La vida es como una peregrinación. Un caminar pedregoso hacia la meta. La vía de la acción.

Jorge Manrique es un hombre del Renacimiento que influye en el Barroco. En Coplas a la muerte de su padre hay dos metáforas que se refieren al curso de la vida. Río, más biológica, es un discurrir inexorable. Y jornada o camino, término ya presente en San Agustín y Buenaventura, cobra un sentido ascendente en lo moral y religioso. Fenecer sería descansar.

En El Criticón de Gracián los personajes peregrinan. Critilo es uno de ellos. La meta es la isla de la inmortalidad. Andrenio llega a la cueva de la nada por no preocuparse por el esfuerzo.

La verdadera nobleza, fama y gloria a la que un caballero aspira depende de las obras de cada uno. Un capital que nadie ni nada puede arrebatarnos. Eso defiende Cervantes en su obra más universal. Don Quijiote nunca llegó a estar tan loco como para considerarse de una estirpe superior. Para él la condición no depende de la sangre. Creía que podía superarse con sus hazañas. Cuando sale apedreado por los pastores de ovejas afirma "un hombre no es si no hace más que otro". Así se contrapone a la justificación solo por la fe de los luteranos y se alinea con el cristianismo de Trento. "La fe sin obra es cosa muerta". Alonso nunca está plenamente seguro de las cosas que se refieren a él mismo. Aún en el capítulo XXXI de la segunda parte cuando los Duques fingen para él un recibimiento principesco creyó ser caballero andante verdadero y no uno fantástico. Pronto recelará de este optimista comportamiento. Hasta la depresión y hundimiento cuando es derrotado en las playas de Barcelona. Postura contraria a la de Alonso Qujiano es de del arrogante soldado Vicente de la Rosa quien creía que no debía nada al Rey.

Los caminos son los hábitats naturales del ser humano. No son algo instrumental e insustancial para Cunqueiro. "Los caminos dan las gentes" como los surcos de un labradío dan el trigo. Caminar a Santiago refuerza la comunión con Roma. "Peregrinar es uno de los sacramentos del ser humano". Sirve para obtener la redención mediante el ejercicio espiritual. La atmósfera del Camino doblega a uno y lo conduce a la penitencia. Tira de ti para que te arrodilles. Mea culpa.