Es bien cierto que estamos viviendo un momento en el que todo resulta acelerado. Pero esto no es solo de "ahora". Yo creo, como viguesa que soy, aunque nacida en Santiago, que "la prisa" siempre caracterizó a esta ciudad y esto de una manera curiosa. En una ocasión el escritor Wenceslao Fernández Flores, según cuenta él mismo, llegó a Vigo, dejó sus cosas en el hotel y decidió dar un paseo hasta que tuviese que regresar. Al parecer era un sábado por la tarde y la ciudad estaba bastante tranquila. De pronto se fijó en una pareja que caminaba a toda velocidad como para alcanzar una meta en un maratón. Nuestro hombre se sintió intrigado y decidió seguirles. Con gran sorpresa observó que cuando llegaron a la calle del Príncipe rebajaron la velocidad y comenzaron su paseo tranquilamente y hasta parándose en algún escaparate.

Yo, que soy bastante observadora porque ahora ya me sobra tiempo, creo que he llegado a una conclusión: Vigo y la prisa "caminan" de la mano.

Tal vez la explicación radica en que Vigo fue siempre una ciudad industrial que se fue haciendo con lo que fueron aportando grupos de personas que la visitaron para quedarse: la industria conservera, la industria textil?, y todos ellos, indudablemente, tenían "prisa".

Ahora, no sé si para bien o para mal, todo ha dado un cambio radical. Han surgido los grandes almacenes, las grandes industrias, que se comieron a las pequeñas.

Pero, eso sí, lo que continúa existiendo en Vigo, es la prisa. Y, a veces, hasta es beneficiosa, porque si ves que se acerca una persona a la que no te apetece mucho saludar-a veces ocurre- como esa persona va apurada y mirando al frente, puedes pasar prácticamente a su lado sin que se entere.

Bueno, he intentado expresar, mejor o peor, algo que llevo pensando hace mucho tiempo. Si merece la pena ser compartido con otras personas me alegraría.