Mis nietas me dieron la noticia: se nos fue María Pilar.

La verdad es que me sentí muy triste y se me cayeron unas lágrimas sinceras y es que esta monja de la Compañía de María tenía algo especial. Era la que dirigía el coro del colegio con una entrega y una energía que no sé de dónde la sacaba, con lo frágil que parecía y dominaba a todo el coro, muy numeroso por cierto, compuesto por alumnos de todas las edades. Yo ahora ya soy abuela y estoy feliz con todos mis nietos, pero cuando solo era madre pertenecí a una coral, la misma que dirigía María Pilar en la que interveníamos padres de alumnos. Recuerdo una de las canciones con un precioso mensaje que, creo, había compuesto un hermano de María Pilar. Muchas veces, cuando me pongo a tocar el piano, recuerdo esa canción tan hermosa: "Hay siempre en el hogar, un sitio para Él, un vino que brindar y un pan sobre el mantel", decía la letra.

Pues claro que estoy triste. Lo estamos todos pero me queda el consuelo de saber que su recuerdo permanece para siempre. Ahora que se aproximan las navidades, la recordamos de forma especial y la invitaremos a compartir con nosotros ese Pan y ese Vino de la canción.

María Pilar, estaremos contigo y te pido que desde esa gran "mesa de todos" recuerdes a tus alumnas y alumnos, grandes y pequeños porque ellos siempre te recordarán a ti. Que sueñes bonito, querida amiga.