Tenemos en Galicia pueblos abandonados o casi abandonados, con escuelas cerradas por falta de niños, casas derruidas o casi en ruinas, pueblos donde hemos visto sobreviven media docena de ancianos, sin ilusiones, viendo lo que un día fue su aldeíta bella y próspera, hoy un cementerio silencioso.

Lo que yo propongo al Gobierno central y a la Xunta es traer a esos desesperados, a esos abandonados que nadie quiere, que allá en Siria eran campesinos que se dedicaban a la labranza, a la ganadería, buenas gentes que cultivaban la tierra, lo que yo propongo es con una pequeña ayuda estatal, reconstruir las aldeas abandonadas y ubicarlos en esas aldeas desiertas, dejarles cultivar las tierras que hoy se encuentran a barbecho, para mañana hacerlas productivas, así dentro de un tiempo no muy lejano podríamos dejar de ver esas ruinas y volveríamos a ver lo que un día fue la prosperidad del campo, veríamos a niños dar vida a lo que hoy es un silencio doloroso, veríamos sonreír a esos ancianos abandonados de la mano divina, veríamos un refugiado disfrutando de cuidar sus cabras o sus frisonas y cachenas, veríamos los campos verdes y productivos, grandes o pequeños mares de maíz o trigo, el silencio de los tristes montes solitarios sería roto por los balidos y bramidos.

Esta sería una humanitaria forma de ayudar a los que escapan de la guerra y a su vez dar vida a las moribundas aldeas de Galicia que se están muriendo ante el desprecio y la dejadez de nuestras autoridades.