Parece que en el actual momento político la salida más lógica es una gran coalición. Para conseguir ese acuerdo entre socialistas y populares hay que cambiar muchas cosas. Desde luego el tono de los dos debates de investidura no ha ayudado a construir puentes. No obstante hay que decir que no es el tiempo de cordones sanitarios. España necesita un Gobierno lo más estable posible. Y ante esa gran necesidad, los intereses de partido están en segundo plano.

No hay diferencias ideológicas irreductibles entre los tres partidos constitucionales más votados. Es el tiempo de la generosidad y de la creatividad. Tal vez sea también el momento de mover las cabezas visibles.