Los ciudadanos de este país estamos asistiendo, creo que atónitos, al último cuplé de nuestra calamitosa clase política. Qué estoicismo el tener que oírlos y padecerlos todos los días con el hoy cantar de moda: ¡Cataluña!

Efectivamente estamos superando el más difícil todavía de nuestros equilibristas circenses. Pasmado estoy de que un partido que representa a la más rancia burguesía social y empresarial catalana, proclame su intención de independencia, pero aún más pasmado quedo, cuando un partido que dice ser asambleario y republicano apoya la tesis de esa derecha catalana recalcitrante. ¿Será que los extremos se tocan o que el botín económico es muy apetitoso?

Por eso nunca debemos olvidarnos de nuestra memoria histórica, gracias a ella podemos recordar que el 26 de enero de 1939, cuando hacía ya muchos días que los ilustres miembros del Gobierno de la Generalitat habían escapado a Francia, las tropas franquistas ocuparon Barcelona sin ninguna oposición, eso sí después de múltiples arengas al pueblo catalán para defender la ciudad hasta su último bastión.

Qué tristeza, qué ganas de llorar aún hoy por todos aquellos milicianos anarquistas y soldados republicanos que defendieron sus ideales hasta el fin en los frentes de Aragón y Teruel en defensa de Cataluña para que finalmente sus honorables politicastros pudieran abandonar su querida tierra y para que los sucesores de estos, hoy tengan la osadía de reivindicar una República Catalana.

Basta ya de engaños, una marea viva limpiadora tiene que llevarse definitivamente a estos comisionistas del 3% que se llevan riendo de todo el pueblo con o sin democracia.

¡Adeu per sempre politics corruptes i sempre Catalunya!