El 1 de septiembre necesitaba con urgencia unos certificados. En la Consellería de Sanidade, en el departamento de Sides, me atendieron maravillosamente. A continuación, fui al Instituto de la Carballeira donde me atendió un señor muy bien. Acto seguido, me dirigí al Instituto Ingabad. Allí me atendió una señorita muy amable, pero necesitaba la firma de la directora o del secretario. Como en ese momento no estaba la directora se lo dijo al secretario que le contestó en dos ocasiones que solo se firmaba los viernes (oyéndolo yo, que estaba en la puerta). Después de esperar más de una hora por si venia la directora, le pedí a la señorita que quería me recibiera el secretario para explicarle la razón de mi urgencia, ya que ese era el último día que tenía para presentar esos certificados pero se negó a recibirme, aunque en ningún momento me lo dijo directamente. Al final, después de mucho insistir, echó una simple firma, que era lo que yo necesitaba desde el principio. Creo que en puestos como esos se necesitan a personas que cumplan con su trabajo y, aunque sé que hay unos procedimientos habituales para hacer las cosas (como establecer un día de firma), sobre todo, su obligación es atender a las personas que lo necesitan y ser un poco personas. No nos hace ningún favor por ello, ya que su sueldo lo cobra gracias a los impuestos que todos pagamos. A todo esto, mencionarles que soy una persona de más de 70 años.