Hay ciertas frases que suele repetir la gente de derechas cuando rebate argumentos de la izquierda, y entre ellas hoy destacamos tres:

Si eres de izquierdas, tienes que repartir tus bienes entre los pobres. No comprenden que los de izquierdas lo que pretendemos es que nuestro gobierno sea más justo, y que mediante las leyes que promulgue y los impuestos que aplique, atempere las desigualdades sociales. No abogamos por un reparto totalmente igualitario de la riqueza, pues sabemos que no todos trabajamos con igual dedicación, ni tenemos igual capacidad intelectual o física. Además, hay que contar con el factor aleatorio de la suerte o azar, que reparte ciegamente prebendas y oportunidades.

Si hacemos leyes más duras contra el capital, o aplicamos a rajatabla las leyes existentes, este capital emigrará a otros lares.

Los resultados de la aplicación práctica de esta forma de pensar es de lo más injusto que se puede oír en una democracia, pues supone que las clases medias soporten mayoritariamente los impuestos y gastos de la nación, quedando los pobres, y los más ricos amnistiados de su aportación a la comunidad. Esta forma totalmente injusta, repugna a la conciencia del pueblo.

Por otra parte hay dos clases de capitales. El capital productivo y el especulativo. El primero es el que está invertido en la industria, es más estable y genera riqueza y empleos y es el que queremos para nuestra nación, siendo difícil su emigración, pues somos en gran parte nosotros sus propios consumidores. El segundo tiene una mayor movilidad, y si se va, nos hará un gran favor, pues este capital especulativo es el que nos trajo las crisis que estamos sufriendo. No lo necesitamos y agradecemos su emigración.

Los pobres son más vagos y maleantes que el resto de los ciudadanos

Desde luego motivos tienen, ya que se sienten, y realmente son ciudadanos de tercera, sin aspiraciones ni futuro; pero creo que a pesar de sus rateos, entre todos ellos roban mucho menos que los de alta cuna, pues cuando un alto preboste actúa de esta manera, lo hace en unas cifras que superan a lo que roban juntos miles de desheredados.