España es potencia turística mundialmente reconocida. El visitante encuentra aquí naturaleza de belleza singular y gente cercana con estilo de vida inclinado a lo festivo. A lo dicho, añádase la secular tradición estatal a favor del juego y la recaudación compulsiva de impuestos en concepto de loterías del Estado. Desde 1978, encuentra también democracia relativista de moral "todo vale". Y, a partir de 2012, insólitas ventajas fiscales y leyes entre paréntesis. Todo lo cual genera efecto llamada en la industria lúdica.

Pero el cardenal Rouco tiene razón. Eurovegas trae consigo demasiadas lacras sociales, algunas de ellas silenciadas: blanqueo de capitales, operaciones jurídicas de venta de armas y otros negocios de muerte, drogas y prostitución. Sin olvidar que el megacasino pronto será intervenido por la mafia y sometido a duplicidad legal e impositiva. Las putas de caché alto se dedicarían en segunda actividad a servicios de espionaje para sonsacar secretos de Estado a mandamases de todo pelaje.

El placet a Eurovegas, democratizará el uso del kit "placer superficial & íntima tristeza". Pésimo negocio para el pueblo. Óptimo negocio para el Estado que, de forma barata, podrá manejar a su arbitrio masas carentes de reacción ante desembarcos de Euromierdas.