Animación se escribe con A de Alberto (Vázquez). El creador gallego no es solo el flamante ganador de tres Goyas (este año acaparó el premio al largo y al corto): sus obras no se cansan de merecer reconocimientos y el por qué salta a la vista, y al corazón, de quienes sucumben a sus originales propuestas éticas y estéticas, muy contemporáneas y brutales, como esta, donde continente y contenido se funden en una aleación que combina ironía y poesía, lo candoroso y lo retorcido, el humor y la tristeza, la esperanza y la desilusión, y que destila belleza. Con este película, el realizador amplifica el universo característico de sus novelas gráficas y demuestra que de su talento se aprovecha todo.