Firmar una de las mejores películas del año tiene un precio: las expectativas se ponen por las nubes. "Drive" fue un thriller de los que marcan tendencia y predisponen muy a favor del director. Sin embargo, como ya demostró entonces, Winding Refn no factura productos comunes, como su compatriota von Trier. Visionar su siguiente largo, "Solo Dios perdona", fue una prueba de fe, superada gracias a su demencial embrujo y a su estilizada fotografía.
La sofisticada demencia va a más y alcanza cotas de delirio en "The Neon Demon", un monstruoso desfile de moda que parece filmado por Lynch, si a Lynch le fuera lo gore. Su pretenciosidad se arriesga a que algunos se queden con la superficie, aunque la piel de este largometraje es tan bella como sus actrices. Pero los que sepan mirar en su interior verán su verdadera belleza.